En entrevista con el CID, experto coreano explica la brecha entre América Latina y Asia PDF Imprimir E-Mail

El Mundo [por getty Images]La fortaleza espiritual es la clave del milagro económico asiático, advierte profesor coreano Kyong-Duk Lee.

Bogotá, Marzo 18 de 2009. El gran auge de la economía asiática fue uno de los acontecimientos más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Pero, ¿cómo hicieron estos países, muchos de ellos devastados por la guerra, para desarrollar sus economías en tan poco tiempo?

Kyong-Duk Lee, PhDSegún el profesor Kyong-Duk Lee, socio fundador de la Cámara de Comercio e Industria Colombo Coreana, el inusitado crecimiento se debe, principalmente a la cultura, ya que el factor humano es la base de todas las actividades económicas.

Durante una charla en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional, Lee aseguró que el colectivo es más importante que el individuo, y el recurso humano es aún más importante que el recurso natural, así mismo el esfuerzo individual no espera la ayuda de otros países o de seres supremos.

Para Stanley Malinowitz, investigador del Observatorio de Economía Internacional (OEI) del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID) de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional, los países asiáticos utilizaron una estrategia más sensata que América Latina, desde luego era posible por razones geopolíticas, por el papel especial en la guerra fría.

Hicieron cosas buenas, a veces con dictaduras políticas -no todo fue color de rosa-, la idea de buscar una inserción en la economía, en los mercados mundiales sin dejarlo todo al libre mercado; con un plan y un gobierno fuerte, desarrollista, un sector financiero que trabajaba cercano al gobierno.

El profesor Lee enfatiza que hubo factores negativos (corregidos a partir del encuentro con el cristianismo y posterior nacimiento del Neoconfucionismo) como el concepto de clases sociales, el desinterés de los gobernantes por relacionarse con naciones extranjeras, el marcado machismo que impidió el desarrollo del recurso humano femenino, la jerarquía tradicional por edades y rangos sociales que obstaculizó y centralizó la comunicación, la poca claridad conceptual sobre el manejo del dinero que dificultó las relaciones comerciales, y entre otros aspectos de carácter filosófico.

Por su parte, el profesor Malinowitz añade que en toda sociedad los aspectos religioso y cultural tienen que ver con la forma en que se organiza la economía. Por ejemplo, en occidente, la mayoría de países son católicos y protestantes, mientras que en Asia el capitalismo fue influido por el budismo y éste, a su vez, por el capitalismo.

La filosofía, la religión y la educación de los países asiáticos son confucionistas y budistas, enseñan paciencia, obediencia y colaboración absoluta a la dirección autoritaria del gobierno, como costumbre tradicional. Además, uno de los principios de la educación y de valorar la vida consiste en sacrificar su generación para la próxima generación, dice el profesor Lee.

Además del factor cultural, el desarrollo económico asiático también obedeció a la alta tasa de ahorro e inversión del sector privado, la abundancia de recursos humanos y su liderazgo en desarrollo, el sostenimiento sano de fundamentos económicos, la ayuda y la política industrial del gobierno para la exportación, la plenitud de la infraestructura social, una introducción activa de la inversión extranjera, y el fomento de la organización financiera para el desarrollo.

Modelo de los gansos volando

El modelo económico de Asia se llama el modelo de ‘los gansos volando’, es decir, que un país ejemplar (en este caso Japón) es seguido por otros países, así como lo hace una bandada de gansos (países del sudeste asiático).

Aunque el profesor Lee reconoce que la mayoría de los gobiernos de esos países eran dictatoriales, también advierte que ejercían con sabiduría la política, sin corrupción y poseían un alto sentido patriótico.

Los cuatro tigres del Asia (o los cuatro pequeños dragones como se conocen en Asia a Corea, Taiwán, Hong Kong y Singapur), pertenecen a la primera generación del denominado milagro asiático. Entre ellos se destaca Corea por las condiciones difíciles que tenía luego de la guerra. La segunda generación la componen Tailandia e Indonesia y la cuarta, China e India.

Hacia 1953, Corea, un país sin recursos naturales, tenía un ingreso per cápita de apenas de 68 dólares al año, y era el penúltimo país más pobre del mundo; actualmente este ingreso está en 18.000 dólares.

Después de la Segunda Guerra Mundial las economías asiáticas crecieron aceleradamente y ocho países (Japón, Corea, Taiwan, Singapur, Hong Kong, Malasia, Tailandia e Indonesia) lograron un desarrollo milagroso en tan solo 25 años (entre 1965 y 1990). Para 1992 Asia representaba el 37 por ciento del mercado mundial y se estima que para el año 2025 represente el 57 por ciento.

Antiguas civilizaciones

Según el profesor Lee, el rápido avance económico asiático no es gratuito ya que al revisar la historia de Asia -que en griego significa buscar-, se encuentra que allí nacieron las más antiguas civilizaciones: Mesopotamia (Irak), Indus (India), Hwanho (China).

De la misma forma, fue en esta región donde se originaron las tres religiones más importantes del mundo: Cristianismo, Budismo e Islamismo, les recordó el profesor coreano a estudiantes y profesores de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional.

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