Bogotá, 21 de diciembre de 2015 (Comunicaciones FCE – CID). Desde hace 35 años, la estratificación en Bogotá ha marcado la vida social y económica de sus habitantes en muchos aspectos. Quizás, uno de sus legados menos deseados fue afianzar estereotipos que aún alimentan imaginarios sobre cómo la gente debe hablar, vestir y comportarse según el sector en el que habita, algo así como “dime en qué estrato vives y te diré quién eres”. También, la división de la población en seis niveles socioeconómicos ha implantado la falsa idea de las jerarquías en las relaciones de poder. Sin embargo, el aspecto que más preocupa sobre este instrumento –establecido para focalizar las políticas públicas– es que todo lleva a concluir que está fomentando la segregación y la discriminación.

 

De acuerdo con la investigación “Incidencia de la estratificación socioeconómica urbana sobre la segregación de los hogares bogotanos”, realizada por el Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID) de la FCE UN en convenio con la Secretaria Distrital de Planeación, en efecto los estratos continúan siendo un instrumento que aviva estereotipos que desfavorecen, sobre todo, a las personas con menores recursos, por lo que se sugiere plantear la posibilidad de remplazar esta estrategia, teniendo en cuenta la garantía actual de cobertura de los servicios públicos en toda la ciudad, la cual se logró, precisamente, con el apoyo de la implantación de la estratificación.

 

La anterior es una de las conclusiones a las que se llegó luego de que el investigador Francesco Bogliacino, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia y los asistentes de investigación Laura Jiménez Lozano y Daniel Reyes Galvis llevaran a cabo una minuciosa revisión de la literatura sobre el tema y realizaran un estudio de corte experimental con cerca de mil participantes mayores de 25 años y no pertenecientes a la población estudiantil. 

 

El experimento consistía en poner a interactuar a las personas a través de dos instrumentos muy usados en economía experimental: El juego de la confianza, con el que se analiza la generación de excedente social (aquí participaron 400 personas) y el juego del dictador, mecanismo para medir el altruismo (aquí los participantes fueron 600).

 

Con este ejercicio se logró replantear algunas creencias. Por ejemplo, se evidenció que no existen preferencias para la discriminación en términos de estrato; esto quiere decir que en Bogotá no parece que haya problemas para interactuar con personas de estratos bajos, contrario a lo que podría pensarse. En el caso de la discriminación estadística (que ocurre cuando las personas discriminan basándose en inferencias sobre grupos poblacionales) se aprecia que la confiabilidad entre personas de estratos diferentes es mínima: en otras palabras, no aparecen diferencias significativas a la hora de devolver o no devolver la confianza recibida.

 

Pese a lo anterior, se evidenció que sí existen estereotipos de estrato, en la medida en que los de mayor poder adquisitivo tienden a desconfiar de los de niveles más bajos. Además, todos parecían sentirse víctimas de estereotipos, puesto que cada uno de los grupos daba por hecho que los pertenecientes a otros estratos tienen ideas preconcebidas sobre ellos. Para los investigadores esto podría ser muestra de cómo la estratificación puede estar generando segregación.

 

Los investigadores del CID confirmaron que la principal determinante de la segregación es la desigualdad, por lo tanto la más efectiva forma para combatirla es a través de políticas de redistribución que sean efectivas y sistemáticas. Además, ratificaron  que la distribución desigual de bienes públicos a lo largo de la ciudad afecta negativamente la segregación. Parques, colegios, trasportes y oferta cultural tienen que ser distribuidos de manera más homogénea a lo largo de la ciudad. 

 

También invitan a las autoridades a tener mayor regulación y control más estricto sobre las posibles fuentes de burbujas (como la circulación del crédito), lo cual tendría efectos sociales positivos. En la actualidad, los precios desregulados de vivienda y un papel dual de los organismos públicos en este mercado pueden generar dinámicas circulares que sostienen los procesos de segregación. 

 

En el documento se recuerda que cuando la estratificación fue diseñada e introducida en el país, su objetivo era establecer un sistema de subsidios cruzados, en el cual los estratos con mayores recursos económicos contribuyen a subsidiar los servicios públicos domiciliarios de los de menos ingresos. El éxito de la estrategia sirvió para sustentar otras políticas de gasto público. Pero en la actualidad, de acuerdo con el estudio, no tiene sentido mantener la estratificación, debido a que existen fuentes mucho más confiables para determinar la capacidad de pago en la actualidad, desde fuentes tributarias hasta las encuestas específicas relacionadas con la política de subsidios.

 

En la investigación, que inició en el 2014 y ya está disponible como instrumento de análisis para las autoridades distritales, se enfatiza en la inconveniencia de mantener la separación por estratos de la población bogotana, no solo porque técnicamente existen mejores herramientas para medir la capacidad de pago de las familias, sino porque sigue alimentando unos preconceptos que han llevado a que las personas consideren que su clasificación dentro de un estrato define su rol dentro de la sociedad; esto es algo que podría incidir en la movilidad social.

 

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