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Pymes de calzado, rezagadas por falta de capacitación
El barrio Restrepo, en el sur de Bogotá, es reconocido por ser uno de los epicentros de la producción de calzado en el país; sin embargo, a pesar de la calidad de su manufactura, esta industria se encuentra en riesgo por la falta de innovación, la poca inversión en tecnología, la ‘invasión china’ y la deficiente preparación académica de los relevos generacionales. La investigadora Mayda Alejandra Calderón Díaz, en su tesis de Maestría en Administración, ahondó en la problemática de este sector y encontró que el Gobierno no ha podido encausar sus políticas públicas de competitividad para sacar avante este tipo de gremios clave de la economía.
 
Bogotá D.C., 13 de mayo de 2016 (Comunicaciones FCE – CID). La industria del calzado italiana o española es, por lo general, sinónimo de calidad y estatus, pues sus marcas son reconocidas en el mundo; mientras la china se destaca por su producción en masa. En Colombia, aunque con una larga tradición, este sector no ha logrado llegar a la madurez suficiente para ocupar el lugar que le corresponde como uno de los principales nichos de competitividad. Las razones son varias y todas llevan a un común denominador: rezago del talento humano.
 
Así lo evidenció Mayda Alejandra Calderón Díaz en su investigación de Maestría en Administración Análisis de la competitividad empresarial en las Pymes del sector del calzado del barrio el Restrepo de la ciudad de Bogotá, a partir del factor humano, en la cual se hace una radiografía de este segmento productivo. 
 
Para tal fin, la ahora estudiante del Doctorado en Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia realizó entrevistas a empleados y dueños de 25 fábricas de la reconocida zona de la capital, revisó las políticas públicas impulsadas por los Gobiernos entre 2006 y 2014 para apoyar a las microempresas y estudio la bibliográfica respectiva para analizar, desde la teoría, los factores que determinan la competitividad.
 
“Durante los gobiernos de Álvaro Uribe Vélez y Juan Manuel Santos Calderón las políticas de competitividad se han considerado de Estado, con la ayuda de los CONPES; sin embargo, carecen de estabilidad y continuidad, pues son sustituidas por otras normativas cada vez que se cambia de presidente; esto genera ineficacia y pérdida de rigor, validez y credibilidad”, sustenta la magíster.
 
Durante la investigación cualitativa de campo en el  barrio Restrepo y con el uso de entrevistas a profundidad, notas de campo, bitácoras y fotografías, la investigadora halló que en las fábricas de calzado hay un capital humano artesanal, carente de capacitación formal, que aprendió su labor empíricamente. Según Mayda Alejandra, la teoría enuncia que la educación formal es importante para alcanzar mejores niveles de productividad; en ese sentido, autores que van desde la postura de Adam Smith hasta la de Nicholas F. Brady en 1989, consideran que sin educación en el capital humano de las empresas es imposible llegar al crecimiento económico de un país.
 
En el caso específico del Restrepo, se encontró que el oficio de la fabricación de calzado se ha heredado de los padres, quienes enseñaron la labor como una forma de ganarse la vida; muchos de los que hacen parte de las generaciones de relevo abandonaron el colegio e incluso la universidad, lo que muestra la poca importancia de la formación para el progreso de sus pymes, en áreas como administración, contabilidad, computación e inglés, al igual que en áreas de la producción del calzado mismo como la guarnición, el diseño, la soladura y el manejo de cueros; lo anterior trae como consecuencias la imposibilidad de progreso y crecimiento de los emprendimientos.
 
Deseos vs realidad
La estudiante de doctorado dice que esto contrasta con los deseos que expresan los fabricantes. “Sus metas están relacionadas con el crecimiento de la empresa, exportar, comprar una casa y pensionarse, pero sobre todo que sus hijos e hijas y las siguientes generaciones continúen con el legado, y que el oficio del zapatero no quede olvidado. Desean que sus pymes continúen y lleguen a ser grandes empresas familiares, de las cuales puedan vivir sus descendientes”.
 
Pero en la práctica, los microempresarios prefieren llevar la información comercial y de producción manualmente, usando cuadernos y libretas, lo cual origina demoras y olvidos de entregas de pedidos, así como inexactitud a la hora de hacer cuentas y saber cuánto les cuesta en realidad la producción de un par de zapatos. Esto ocasiona, dice la magíster, que en muchos casos vendan a pérdida.
 
La carencia de tecnología es otro de los problemas que tiene el capital humano de las pymes del calzado. De acuerdo con las entrevistas realizadas, la mayoría argumenta que la tecnología, en todas sus expresiones, llegó tarde a sus vidas y, según ellos, ya nada se puede hacer y tampoco desean aprender a usarla. No se concientizan de los beneficios de implementar innovación y tecnología en la producción y comercialización.

“Casi todas las empresas contratan personal por prestación de servicios, lo que significa que no se le paga prestaciones sociales tales como salud, pensión, caja de compensación, cesantías y vacaciones ni tampoco existe seguridad industrial. Por tanto, el sitio de trabajo tiende a ser inseguro. Esto ocasiona, por supuesto, que este capital humano se desmotive y no sienta el deseo de trabajar y esforzarse”, dice Calderón.

Por otro lado, asegura que existen factores culturales que influyen en las relaciones de producción y competitividad. Por ejemplo, existe un acuerdo de pago en efectivo los días sábados; los domingos muchos dedican su tiempo al esparcimiento y los lunes a descansar; este sistema ha reforzado el concepto del Día del Zapatero, que tiene sus orígenes en la Colonia y que desde inicios del siglo XX se institucionalizó en el país. 
 
“Es una costumbre que afecta la competitividad, ya que se abandona el sitio de trabajo en un día laboral y, por ende, la producción del calzado. Se suma, como indicaron algunos entrevistados, la existencia de ciertos niveles de alcoholismo en los trabajadores, algo que deriva en el incumplimiento en las entregas de los trabajos y problemas de calidad, razón por la cual encontrar “buenos trabajadores” es visto por los mismos fabricantes como una debilidad en competitividad. Todos los factores anteriores influyen en que las Pymes del sector no puedan exportar. Además, los zapateros argumentan que el proceso de exportación impuesto por el Gobierno nacional es complejo y costoso, pues hay que pagar muchos impuestos y no se encuentran en capacidad económica para sobrellevar estos gastos”, explica Mayda Alejandra. 
 
Frente al complejo panorama del sector del calzado en el Restrepo, la magíster planteó seis puntos clave que el Gobierno nacional debería implementar para sacar adelante el gremio, el cual tiene grandes posibilidades de posicionarse como un sector fuerte de la economía. En su opinión, ya es cuestión de que los tomadores de decisiones tengan en cuenta esta clase de estudios para entender mejor la realidad social y económica de los zapateros.

 

 
Module CID Centro de Investigaciones para el Desarrollo

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