Por: Germán Corredor Avella
Director del Observatorio de Energía del CID
Universidad Nacional de Colombia
Bogotá, abril 22 de 2009. Sorpresivamente el gobierno decidió bajar 400 pesos los precios de los combustibles a partir de mayo motivado por la presión de los camioneros de iniciar un paro y no por los llamados que habían hecho académicos, empresarios, gremios y hasta el mismo Banco de la República.
Gracias a esa reducción, el país contará con cerca de 3.000 millones de pesos diarios que irrigarán directamente a la economía y que de lo contrario irían a parar al Fondo de Estabilización creado por el gobierno.
Aunque la medida tendrá efectos positivos sobre la economía, quedan muchos interrogantes sobre la claridad de la política energética ya que hasta el lunes pasado el ministro de Energía, Hernán Martínez Torres, aseguraba que el Gobierno no echaría para atrás la congelación de los precios.
Esto a todas luces es un claro bandazo que pone en duda la existencia de una política energética seria y obliga a realizar un exhaustivo análisis sobre la forma como el gobierno ha venido manejado la política de precios de combustibles.
A raíz de la decisión surgen las siguientes preguntas: por qué el gobierno no tomó la medida antes y por qué ahora sí se pude. No hay respuestas claras. El año pasado los precios del petróleo llegaron hasta los 150 dólares el barril y en esa misma medida se incrementaron los precios internos de los combustibles, los cuales eran calculados con una fórmula que incluía, entre otras cosas, el precio internacional del crudo. Sin embargo, con la recesión económica mundial y la disminución de la demanda del crudo, los precios del barril se desplomaron, y lo lógico era espera que el precio de la gasolina en el país disminuyera, pero sorpresivamente el gobierno tomó la decisión decongelarlos.
El argumento del ejecutivo era crear un Fondo de Estabilización para los precios de los combustibles, con el fin de utilizarlo en un eventual incremento en la cotización del crudo. Así, el Fondo pagaría la diferencia entre el precio internacional y el doméstico.
En ese orden de ideas el gobierno proyectaba que el precio del petróleo volvería a subir alrededor de los 60 dólares por barril a fin de este año, un pensamiento bastante peregrino ya que no existe ninguna fórmula o herramienta que haya sido capaz de calcular los precios futuros del crudo, toda vez que varía por muchos factores: la demanda, la producción, la situación geopolítica, entre otros.
Lo que sí queda claro es que el país no se pudo beneficiar de la fuerte caída de los precios internacionales del petróleo. Habertomado la medida con anterioridad habría ayudado a enfrentar los momentos de crisis. Sin embargo, el gobierno decidió crear un fondo para ahorrar justo en la época de vacas flacas.
El otro tema es por qué bajar en 400 pesos el precio de los combustibles. Los cálculos del gobierno son que la gasolina está 830 pesos por encima del precio internacional y el del diesel 280.
La pregunta aquí es de dónde saca ese número. Suponiendo que las estimaciones del gobierno son correctas, de todas formas se crea un subsidio cruzado de la gasolina hacia el diesel, se da una mala señal al mercado y se induce a consumos ineficientes.
Por último, la reducción del precio de la gasolina coincide exactamente con el sobreprecio que se estaba pagando por el etanol, lo cual genera una pregunta adicional: si el precio de referencia que ha definido el gobierno es el del etanol o si es el precio internacional de la gasolina.
Aquí se tiene un tema de discusión porque evidentemente si es el del etanol se está fortaleciendo la producción del etanol, a un gremio muy importante, en detrimento de la racionalidad económica de los precios de la energía.
Hoy es el Día de la Tierra, nuestro hogar
¿Qué haces tú para ayudar a protegerlo?
Bogotá, abril 22 de 2009. Hoy es el Día de la Tierra, un acto global que se gestó durante la década de los 60 pero que no inició sus cerlebraciones hasta 1970. Actualmente se constituye en el eje de varios principios y acciones en la lucha y movilización al rededor del planeta para aliviar los problemas ambientales como el cambio climático, el deterioro del agua y la contaminación del aire, entre otros.
El primer Día nacional de la Tierra, hace casi cuatro décadas tenía como propósito convertirse en la primera protesta ambiental en la historia de los Estados Unidos. El resultado, de acuerdo con lo que afirma Kathleen Rogers, presidenta de la Red Día de la Tierra, fue el surgimiento de un movimiento global para salvar el ambiente.
Kathleen Rogers dice que “creció de un acto anual, en Estados Unidos, a un evento global en casi 180 naciones. Es un día de celebración, en algunos lugares, pero, en su mayoría, especialmente ahora, se ha convertido en un día de acción, reflexión, conversación, y algunas veces, protesta acerca de la situación con nuestro ambiente, particularmente, el cambio climático”.
El creador del Día de la Tierra fue el senador Gaylord Nelson, quien falleció en 2005. En 1995, él habló acerca del primer Día de la Tierra, diciendo que se le “ocurrió que si pudiera organizar una manifestación nacional, de origen popular, relacionada con el ambiente, y tan grande que sacudiera el sistema, pondría el tema en la agenda política nacional, y entonces pensé en la idea del Día de la Tierra”.
Hoy, ese objetivo, sigue siendo el mismo. Kathleen Rogers, presidenta de la Red Día de la Tierra dice que se le está “pidiendo a la gente, en todo el mundo, que haga un llamado a sus gobiernos, a sus Parlamentos o a sus Congresos, para que hagan algo de importancia acerca del cambio climático”.
Aunque el Día de la Tierra se celebra hoy, miércoles 22 de abril, el pasado domingo hubo manifestaciones, protestas y conciertos en 8 importantes ciudades estadounidenses, entre ellas, Washington, en la llamada Alameda Nacional, donde comenzó todo en 1970.
Ricardo Bonilla, director del Observatorio de Coyuntura Socioeconómica del CID, analiza los problemas que han tenido las zonas francas,
antes y después de la Ley 1004 de 2005.
Bogotá, abril 22 de 2009. Más allá de la discusión sobre si los hijos del presidente Álvaro Uribe Vélez, incurrieron o no en irregularidades, o si faltaron a la ética para la adjudicación de una zona franca. Lo importante es revisar hasta dónde han sido convenientes dichas zonas y cuáles son los problemas que tienen.
Se supone que una zona franca debe estar basada en la producción y construcción de nuevos productos, de proyectos novedosos, de mayor desarrollo tecnológico y de generación de empleo, pero la realidad es otra: las zonas francas en su mayoría – tanto las de antes de la Ley 1004 de 2005, como las creadas después de esta normativa- presentan múltiples problemas, entre ellos uno fundamental: la no creación del número de empleos a los que se comprometieron.
Hay once zonas francas creadas antes de la Ley 1004 de 2005, algunas con tradición de medio siglo, todas permanentes y multiusuario. Dichas zonas no están saturadas, es decir, todavía tienen terrenos disponibles, bien porque no se han vendido o porque no se ha construido allí. Hay unas muy vacías, como las del Eje Cafetero, Cúcuta, Candelaria (en Cartagena), y Santa Marta. Las más desarrolladas son las de Bogotá y Barranquilla, aún así estas tampoco están saturadas.
Pese a esto algunas ya pidieron ampliación para utilizar terrenos anexos, en todos los casos parece que el promotor ya no tiene terrenos disponibles porque hay usuarios que compraron y no han construido - no hay nadie que los obligue a hacerlo- es decir, están haciendo especulación inmobiliaria.
Otro problema es que ninguna cumplió metas de empleo. Cuando se hizo la evaluación de lo que habían propuesto, dichas propuestas llegaban a la creación de 45 mil empleos; y lo máximo que hay en este momento son 12 mil, entre empleos directos e indirectos. Existe una zona franca que prometió crear 25 mil empleos y no ha creado ni el 10 por ciento de estos; las brechas son bastante grandes.
Como si esto fuera poco, en las zonas francas no hay cifras de inversión, no existe una consolidación de estas estructuras, esto ha hecho que llegue gente con propósitos más comerciales y de operadores logísticos, que para promover la exportación.
Además, no fueron estrictamente exportadoras, sino más importadoras y en casos como el de la Zona franca de Bogotá, han sido parqueaderos de vehículos porque importan carros, los tienen allí y los nacionalizan gota a gota.
Entre tanto, las nuevas zonas francas, creadas después de la Ley 1004 en 2005 y que se dividen en especiales y permanentes, tienen problemas no menores que las anteriores. Dentro de las zonas especiales algunas ya están trabajando, caso Bavaria y Argos, pero hay algo no muy claro: si han sido proyectos nuevos o no, y si el compromiso de resultados en materia de inversión en empleo ha sido cumplido. Esto porque no había una línea de base que diera cuenta del empleo antes y ahora, no existe ese contraste.
Y las zonas francas permanentes, en el mejor de los casos, están aún en fase de desarrollo inmobiliario, otras en cerramiento y algunas sólo en el proceso de aprobación. La mayor parte están paradas -en términos de que la recesión dilató esas inversiones- y ninguna tiene compromisos efectivos de inversión adicional. Por lo pronto, son modelos de especulación inmobiliaria bajo la idea de que están vendiendo los terrenos a alguien que desarrollará un proyecto nuevo, pero esa inversión está en veremos.
Con este panorama, es obvio que hay dos opciones: o terminar con estas zonas o convertir al país es una sola zona franca, como ya se sugirió por parte de otras instituciones.
Crédito del FMI, señal contra los especuladores financieros
Por: Álvaro Moreno Rivas
Director Observatorio Macroeconomía del CID,
Universidad Nacional de Colombia.
Bogotá, abril 21 de 2009. Es importante tener claro que los créditos que tradicionalmente otorga el Fondo Monetario Internacional (FMI) no son para invertir en proyectos de desarrollo como carreteras o infraestructura sino para resolver los problemas financieros de orden macroeconómico.
Aunque no se conocen los términos del acuerdo con el FMI, la Línea de Crédito Flexible por 10.400 millones de dólares otorgada a Colombia no parece tener las mismas exigencias de estabilidad macroeconómica que los créditos Stand By, como el que firmóColombia con el organismo en 1999 para enfrentar la crisis. En esa ocasión, el crédito por 3.500 millones de dólares le imponía algunas condiciones macroeconómicas a Colombia para poderse desembolsar.
Cuando se acude a créditos externos, bien sean de la banca multilateral, de inversionistas o de la banca privada, puede pensarse en las necesidades que tiene un Estado de financiar el gasto y prevenir problemas de déficit en la cuenta corriente. En principio, este crédito que equivale al 43,3 por ciento de las reservas internacionales y que triplica al último otorgado por el organismo a Colombia, permite asegurar la liquidez del país. El FMI en general entrega créditos de balanza de pagos para enfrentar situaciones de fuga de capitales o ataques especulativos contra la moneda local, y así calmar los mercados.
Si el contrato de crédito es, como aseguran el Ministerio de Hacienda y el Banco de la República, un seguro ante cualquier eventualidad que se presente en medio de la crisis económica mundial, se trata entonces de un seguro para decirle a los mercados financieros que el Gobierno cuenta con recursos inmediatos para mantener estable la tasa de cambio.
Es decir que quien quiera especular contra el peso, acumulando dólares y promoviendo devaluaciones en el mercado cambiario, no tendrá éxito ya que el gobierno además de los 24.000 millones de dólares de reservas internacionales cuenta con otros 10.400 millones que puso a su disposición el FMI, agrega el investigador del CID (Centro de Investigaciones para el Desarrollo) de la Universidad Nacional.
Es necesario advertir que la percepción sobre Colombia es de estabilidad, aunque ya que ha habido una política monetaria expansiva que ha desbalanceado la relación entre la masa monetaria y las reservas internacionales, genera mayor vulnerabilidad ante los mercados internacionales.
Cabe recordar las crisis mexicana y brasileña de la década pasada, donde en un solo día los países registraron pérdidas millonarias en sus reservas internacionales, para reconocer que los mercados financieros se han sofisticado mucho y que no es suficiente tender crédito externo sino también un balance adecuado entre las reservas y la base monetaria. Si dicha relación es uno a uno, el país pude estar tranquilo, pero si la razón es mucho menor que uno, es decir muchos pesos persiguiendo un dólar, la situación se puede complicar.
Escuche el análisis del profesor Gustavo Junca sobre este tema en entrevista con la Radio Nacional
Rueda de Prensa con el Ministro de Hacienda sobre Línea de Contigencia con el FMI
Bogotá, abril 21 de 2009. A partir del primero de mayo los precios de la gasolina y del diesel en Colombia disminuirán cerca de 400 pesos, anunció el Presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, justo en momentos en que los camioneros iniciaron un paro, para exigir, entre otros temas, la reducción del precio de los combustibles.
El mandatario reconoció que el precio interno de la gasolina es superior en 830 pesos por galón al precio internacional, mientras que para el caso del diesel es superior en 280 pesos por galón, al precio internacional, teniendo en cuenta la ponderación entre el diesel que se produce a nivel nacional y el que se importa.
Uribe argumentó que para tomar la medida se analizó la situación actual del precio internacional del petróleo, de la tasa de cambio y de los márgenes de refinación. Sin embargo, durante los primeros meses de 2009 el gobierno hizo caso omiso de las solicitudes de gremios, academia, empresarios y del mismo Banco de la República en torno a la necesidad de equipar los precios de los combustibles a las realidades del mercado internacional.
“Las proyecciones internacionales del petróleo indicaban que el precio internacional debería estar alrededor de 56 dólares, y para el mes de octubre de 60 dólares, pero esto no ha ocurrido. Después de haber llegado a 56 dólares volvió a bajar a 46 dólares, lo que amerita que el Gobierno revise precios internos”, aseguró el presidente.
De la misma forma, aseguró que, “dado que no se ha cumplido con esta tendencia del precio internacional del petróleo, que está más bajo que lo previsto en la tendencia, el Gobierno Nacional entonces procede a revisar precios internos”.
La decisión de disminuir el precio de la gasolina en 400 pesos implica que la gasolina tendrá que subsidiar parcialmente al diesel, porque al rebajar 400 pesos por galón, entonces la gasolina tendrá que apoyar al diesel con cerca de 120 pesos por galón.
Sin embargo, el mandatario aseguró que no es socialmente justo, ni presupuestalmente posible, que el país regrese a subsidios de combustibles, por lo tanto, en el momento en que se diera una tendencia alcista del petróleo, o de los otros factores de costo, habría que ajustar el precio interno en la proporción requerida.
Es más urgente subsidiar tarifas de energía a los sectores populares, que combustibles a vehículos, agregó. Según la cifras del Gobierno, en 2009 los subsidios a las tarifas de energía ascienden a un billón 350.000 millones de pesos, de los cuales el presupuesto nacional aporta aproximadamente 400.000 millones.
Para el establecimiento del precio de los combustibles en los meses siguientes y para evitar bruscas y periódicas oscilaciones, el Gobierno anunció que utilizará un mecanismo móvil y de cobertura de precio, que se definirá en los próximos días, y mantendrá el Fondo de Estabilización de Combustibles, creado por el Plan de Desarrollo.
Durante el primer trimestre de 2009 dicho Fondo acumuló 426.000 millones de pesos (ahorro de los consumidores), a lo cual se suman 189 millones de dólares del capital inicial, que aportó el Gobierno, más sus rendimientos. Sin embargo, el presidente Uribe recordó que el subsidio a los combustibles en 2008 costó al presupuesto nacional 4,9 billones de pesos.
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