
Una tendencia marcada en la enseñanza de la economía ha sido el abandono de la historia económica, en beneficio de un mayor énfasis en la formalización matemática; de modo que nuestros estudiantes suelen graduarse sin conocer en profundidad la formación del pensamiento económico ni el proceso de desarrollo de los países exitosos.
Beethoven Herrera Valencia
Profesor Asociado
Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Colombia
*Artículo publicado en la edición impresa del periódico Portafolio – lunes 16 de agosto de 2011.
Bogotá D.C., 16-ago-2011 (Prensa CID). En las pruebas Ecaes hubo consenso acerca de la inclusión de macroeconomía, microeconomía y econometría; pero se cuestionaba la inclusión de la historia y el pensamiento económico; al punto que se incluyeron, pero con una valoración menor.
En diversos cursos de postgrado he preguntado a mis alumnos, con resultados negativos, acerca de su conocimiento de las políticas adoptadas por Alexander Hamilton (1755-1804), secretario de Industria del presidente George Washington, quien estableció los lineamientos que permitieron a ese país naciente pasar de colonia dependiente y atrasada a la mayor potencia industrial y económica del siglo XX.
Hamilton, quien lamentablemente murió muy joven en un duelo, escribió un texto emblemático titulado Informe sobre el asunto de las manufacturas, el cual por desgracia no es muy conocido en el ámbito universitario. La política adoptada por Hamilton buscaba reducir la dependencia respecto de Europa en cuanto a comprar sólo las manufacturas necesarias para la subsistencia y estimular el aparato productivo para convertir a Estados Unidos en una nación próspera y pujante.
Siguiendo al pensamiento de los clásicos, Hamilton consideraba como factor determinante en el aumento del producto de una nación, la división del trabajo que estimulara la especialización, el mejoramiento de los procesos y el ahorro del tiempo gracias a la invención de maquinaria. Para esto último estimaba fundamental la promoción de la inventiva que permitiera desarrollar la parte industrial y elevar la productividad. Además, valoraba el incremento de la población (para lo cual se estimuló la inmigración), pues con mano de obra disponible se podría dinamizar el consumo y ampliar la cadena de valor.
Asimismo, propendía por la aplicación libre del talento, en un clima de trabajo agradable y abogaba por la abolición de la esclavitud, al tiempo que impulsaba el espíritu empresarial para el éxito de los negocios.
Las políticas aplicadas por Hamilton se refirieron a la protección arancelaria, la prohibición de importar artículos rivales, el veto a la importación de materias primas necesarias para la producción de manufacturas, la exención a materias primas y los subsidios pecuniarios, premios y bonificaciones a los empresarios.
Adicionalmente, Hamilton aplicó el reintegro de los aranceles usados para materias primas en producción nacional, mecanismo similar a nuestro Plan Vallejo. También fomentó nuevos inventos y descubrimientos, promoviendo las patentes; aunque practicó cierta tolerancia con la copia de inventos ajenos. Bajo su administración se introdujeron las normas de supervisión de calidad, se agilizaron los envíos monetarios y el transporte de mercancías.
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