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Hay que retomar a Adam Smith y Karl Marx: Domènech


Antoni Domènech, editor de la revista SinPermiso y profesor internacional de Filosofía MoralBogotá, mayo 15 de 2009 (Prensa CID). “Nos jodieron” fue la conclusión a la que llegaron Smith y Marx luego de un diálogo imaginario en el cual descubren que fueron mal interpretados y que sus seguidores no entendieron sus planteamientos teóricos, e incluso hicieron cosas muy contrarias a lo que habían propuesto.

El autor de este encuentro imaginario fue el profesor español Antoni Domènech, quien visitó la Universidad Nacional de Colombia, gracias a una invitación del Doctorado en Economía y del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID), para ofrecer una mirada diferente a la actual coyuntura y proponer que se retomen los textos básicos de los teóricos clásicos de la economía.

Según Javier Sabogal, estudiante del Doctorado en Economía de la Universidad Nacional de Colombia, tras varias sesiones de trabajo académico con el profesor Domènech, la importancia de este llamado radica en poder entender cómo los planteamientos de Smith y Marx, que deben ser entendidos en su verdadero contexto, pueden ser útiles en momentos como el que vivimos de crisis tanto económica como de la teoría económica

Antoni Domènech es profesor de Filosofía Moral en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Barcelona (España) y editor de la revista política internacional SinPermiso, donde apareció por primera vez el diálogo entre Smith y Marx, que compartimos hoy con nuestra comunidad de visitantes.

Adam Smith y Karl Marx dialogan sobre el desplome del actual capitalismo financiero

Por Antoni Domènech
Profesor de Filosofía Moral, Universidad de Barcelona, España
Editor de la revista política internacional SinPermiso

Karl: ¿Viste, viejo, que este chico, Joseph Stiglitz, anda diciendo por ahí que el colapso de Wall Street equivale al desplome del muro de Berlín y del socialismo real?

Adam: No es para estar contentos, ni tú ni yo. Y tú, menos aún que yo, Carlitos.

Karl: Hombre, a cuenta del suicidio del capitalismo financiero, mi nombre vuelve a estar en boga, mis libros, según informa The Guardian, se agotan. Hasta los más conservadores, como el ministro de finanzas alemán, reconocen que en mi teoría económica hay algo que aún merece la pena tener en cuenta…

Adam: … no me vengas ahora con mezquinas vanidades académicas post mortem, Carlito: que en vida jamás te abandonaste a ellas. Yo hablo en un sentido más fundamental, más político. Ninguno de los dos puede estar contento, y, te repito, tú menos todavía que yo.

Karl: ¿Y eso?

Adam: El “socialismo real” que se construyó en tu nombre no tenía nada que ver contigo. Pero al menos, tú sí que te llamaste “socialista”. Yo, en cambio, ¡ni siquiera me llamé nunca a mí mismo “liberal”! Eso del “liberalismo” es una cosa del siglo XIX (la palabra, como sabes, la inventaron los españoles en 1812), y van y me lo endosan a mí, un tipo que murió oportunamente en 1793. ¡Es ridículo! ¿Cómo va a afectarme eso?

Karl: Ya veo por dónde vas. Quieres decir que ni el desplome del muro de Berlín ni el colapso del capitalismo financiero en 2008 tienen mucho que ver ni contigo ni conmigo, pero que, aun así, nos cargan el muerto.

Retrato de Adam SmithAdam: Exactamente. Pero en tu caso es peor, Carlitos: porque tú sí te dijiste socialista, y el socialismo real, quieras que no, contaminó al ideario socialista. A mí me importa un higo que fracase el “liberalismo”, cualquier liberalismo. No tendré que explicarte a ti, precisamente, uno de mis discípulos más inteligentes, que ni mi teoría económica ni mi filosofía moral tenían nada que ver con el tipo de ciencia económica, positiva y normativa, que empezó a imponerse en tus últimos años de vida, eso que tú aún alcanzaste a llamar “economía vulgar” y que tanto gustó a los liberales de impronta decimonónica.

Karl: Desde luego; tú y yo fuimos aún clásicos. Luego vino esa caterva vulgar de neoclásicos, incapaces de distinguir nada.

Adam: Por ejemplo, entre actividades productivas e improductivas, entre actividades que generan valor y riqueza tangible y actividades económicas que se limitan a recoger rentas no ganadas (rentas derivadas de la propiedad de bienes raíces, rentas derivadas de los patrimonios financieros, rentas resultantes de operar en mercados no-libres, monopólicos u oligopólicos). Nunca ha dejado de impresionarme la agudeza con que elaboraste críticamente algunas de estas distinciones mías, por ejemplo, en las Teorías de la plusvalía.

Karl: Es evidente. Tú hablaste repetidas veces de la necesidad imperiosa de intervenir públicamente en favor de la actividad económica productiva. Eso es lo que para ti significaba “mercado libre”; nada que ver con el imperativo de parálisis pública de los liberales y de los economistas vulgares, incapaces de distinguir entre actividad económica generadora de riqueza y actividad parasitaria buscadora de rentas.

Adam: En mi mercado libre los beneficios de las empresas de verdad competitivas y productivas y los salarios de los trabajadores de esas empresas ni siquiera tendrían que tributar. En cambio, para mantener un mercado libre en mi sentido, los gobiernos tendrían que matar a impuestos a las ganancias inmobiliarias, a las ganancias financieras y a todas las rentas monopólicas…

Karl: … es decir, a todo lo que, después de darme a mí por perro muerto, y en tu nombre, Adam, ¡en tu nombre!, se ha hecho que dejara prácticamente de pagar impuestos en los últimos 25 años. ¡Hay que joderse!

Adam: ¡Hay que joderse, Carlitos! Porque lo que yo dije es que una economía verdaderamente libre, al tiempo que estimulaba la producción de riqueza tangible, podía generar, gracias entre otras cosas a un tratamiento fiscalmente agresivo del parasitismo rentista y de su pseudoriqueza intangible, amplios caudales públicos que podrían ser destinados a servicios sociales, a la promoción del arte y de la ciencia básica –que es, como el arte, incompatible con el lucro privado—, a establecer una renta básica universal e incondicional de ciudadanía, como quería mi coetáneo Tom Paine, etc. Ya ves, Carlitos, yo, que no pasé de ser un modesto republicano whig de mi tiempo, ahora, si no me falsificaran cuatro profesorcillos más perezosos aún que ignorantes, y si se me leyera con conocimiento histórico de causa, hasta podría pasar por un peligrosísimo socialista de los tuyos. Y te diré, si ha de quedar entre nosotros, que, visto lo visto, la vuestra me resulta una compañía bastante grata…

Retrato de Karl Marx, cortesía de la Universidad de Mount AllisonKarl: En realidad, toda tu ciencia, como la de tantos republicanos atlánticos de tu generación, estaba puesta al servicio del principio enunciado por el gran florentino malfamado, a saber: que no puede florecer la libertad republicana en ningún pueblo que consienta la aparición de magnates y gentilhuomini, capaces de desafiar a la república. Y si lo ves así, la falsificación en tu caso es aún peor que en el mío: el “socialismo real” abusó aberrantemente de la palabra  “socialismo”,  dando pie a la refocilación general de todos mis enemigos; ¡pero es que tú ni siquiera llegaste a enterarte de qué era eso del “liberalismo”!

Adam: Quien no se consuela es porque no quiere, Carlitos. Lo cierto es que lo que ha pasado en los 30 últimos años en el mundo va en contra de todo lo que tú y yo, como economistas y como filósofos morales, queríamos. Mira a estos pobres españoles, inventores del término “liberalismo”. A ti y a mí nos importaba, sobre todo, la distribución funcional del producto social (eso que ahora tratan de medir con el PIB): pues bien, la proporción de la masa salarial en relación al PIB no ha dejado de bajar en España, y ha seguido bajando incluso después de que volviera a asumir el gobierno en 2004 un partido sedicentemente marxista hasta hace muy poco…

Karl: Sí, sí, un horror.  Pero el caso es que cuando estos chicos, supuestamente, me dejaron a mí por ti, y pasaron a llamarse “social-liberales” a comienzos de los 80, lo que hicieron fue una cosa que te habría puesto a ti también los pelos de punta. Fíjate que no sólo retrocedió la proporción de la masa salarial en relación con el PIB, sino que, en la España del pelotazo y el enrichisez-vous de Felipe González, lo mismo que en la Argentina de “la pizza y el champán” de Menem y en casi todo el mundo, los beneficios empresariales propiamente dichos empezaron a retroceder también en relación con la parte que en el PIB desempeñaban las rentas inmobiliarias, las rentas financieras y las rentas monopólicas…

Adam: ¡Cómo nos han jodido, Carlitos!

Karl: No desesperes, Adam. La historia es caprichosa, y ¿quién sabe?, a lo mejor, ahora, hasta empiezan a tomarnos en serio. Fíjate que le acaban de dar el Premio Nobel a un chico bastante espabilado que desde hace años estudia la competición monopólica y rescata a Chamberlain y a Keynes, esos muchachos que al menos se esforzaron por entendernos, a ti y a mí, en los años 30 del siglo XX y que querían proceder a la “eutanasia del rentista”…

Adam: Yo fui un republicano whig bastante escéptico, Carlitos. No viví el movimiento obrero del XIX y del XX y la epopeya de su lucha por la democracia. No puedo entregarme tan fácilmente al Principio Esperanza de aquel famoso discípulo tuyo, ahora, por cierto, casi olvidado.

Retrato de Karl Marx en París, cortesía de la Universidad Mount Allison

 
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Las pensiones son una ‘bomba’ de tiempo


Por: José Stalin Rojas
Director, Carrera de Administración de Empresas
Universidad Nacional de Colombia

José Stalin Rojas, Director, Carrera de Administración de Empresas, Universidad Nacional de ColombiaBogotá, mayo 14 de 2009 (Prensa CID). Mientras las Administradoras de los Fondos de Pensiones Obligatorias (AFP) siguen reportando grandes utilidades es necesario prender las alertas sobre la forma en que están invirtiendo los aportes de los trabajadores colombianos, ya que buena parte de ellos no tendrá una pensión justa.

Las utilidades obtenidas benefician a los accionistas de los Fondos, lo cual es bueno en la medida que se tiene dinero para invertir.

Sin embargo, a mediano plazo el monto de las mesadas futuras de los afiliados -que le pertenecen a la población trabajadora colombiana- no está atado a esta rentabilidad.

Pese a que las AFP cuentan con una cobertura del 43,9 por ciento frente al riesgo de fluctuación de la tasa de cambio (según los datos de la Superintendencia Financiera de mediados de 2008) las inversiones no están del todo blindadas.

La experiencia de los fondos en Europa enseña que la diversificación del portafolio de inversión en activos no correlacionados puede proteger de los efectos negativos de una crisis. Los FPO colombianos tiene una diversificación baja y una concentración en inversiones de deuda nacional (TES). Algo contrario a la evidencia de los fondos de pensiones rentables.

El 41,2 por ciento de las inversiones está concentrado en los títulos de deuda pública interna y el 69,9 por ciento son inversiones derenta  fija; es decir, los FPO no están diversificados, lo que produce un riesgo alto, que puede provocar en el mediano plazo una baja rentabilidad que afectaría las pensiones de los trabajadores.

La ineficiencia de los portafolios de inversiones de las AFP produce una disminución del ahorro pensional, es decir, que el monto de jubilación de los actuales trabajadores disminuye aún cuando se reporten utilidades a corto plazo para los accionistas.

En Colombia, la regulación financiera ha dado pasos incipientes en permitir a los Fondos diversificar su portafolio con activos internacionales, su cultura administrativa no les han permitido la diversificación y por consiguiente han provocado una menor rentabilidad y mayor riesgo para los afiliados.

Incluso, el Banco de la República ha advertido que los momentos de crisis en Colombia serán sentidos más fuertemente por quienes tengan portafolios concentrados. Algunos estudios señalan que en eventos de gran volatilidad el impacto de las operaciones de los Fondos en el mercado cambiario es mayor que el de cualquier otro de los agentes analizados.

Esta situación, junto con el tamaño relativo de los Fondos y su tasa de crecimiento, sugiere que las transacciones de las AFP podrían incrementar la volatilidad del tipo de cambio y del precio de los activos financieros locales, y exacerbar sus ciclos, como ya se evidenció en marzo de 2006 con el llamado ‘estornudo de los TES’.

Cómo complementar la pensión

Ante la perspectiva de las bajas pensiones, los colombianos del común siempre están buscando la manera de obtener rendimientos rápidos, sin las herramientas financieras adecuadas que les permitan planear su futuro.

En nuestro medio no es extraño conocer casos de personas que venden su patrimonio o arriesgan sus ahorros para colocarlos en pirámides. Esto refleja que el dinero fácil desplaza a la planeación de mediano y largo plazo.

 Valdría la pena, generar una cultura de la inversión personal y familiar, paralela a la pensión que otorguen las AFP, que tenga encuenta, por ejemplo, inversiones en activos internacionales de baja correlación que permitan garantizar una buena mesada en el mediano plazo.

Esta clase de instrumentos, usuales en los mercados desarrollados pero que a Colombia no han llegado o que la banca local no los ha diseñado, les permitiría a los jóvenes trabajadores jubilarse a los 50 años con una pensión generosa, o a quienes superen los 30 años de edad contar con un complemento para su pensión.

La cultura financiera se cambia con educación y confianza en las instituciones y el Estado, y por ello se deben dar las señales correctas. Aquí, tanto el sector financiero como el Estado deben impulsar la oferta de  nuevos servicios financieros y ajustar la legislación para garantizar una pensión justa para todos.

 
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Sobre las calificadoras de riesgo

Bogotá, mayo 14 de 2009 (Prensa CID). ¿Qué es una calificadora de riesgo? Es una empresa formada por especialistas que opinan técnicamente sobre la capacidad de pago en términos de tiempo, forma y demás condiciones que se pactaron inicialmente, de un instrumento financiero.

 
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FMI aprueba línea de crédito contingente para Colombia

Dominique Strauss-Kahn,Director del Fondo Monetario Internacional (FMI)Bogotá, mayo 11 de 2009. La Junta Directiva del Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó otorgarle un préstamo a Colombia por cerca de10.500 millones de dólares bajo una línea de crédito flexible, informó un comunicado del organismo multilateral.

El acuerdo aprobado para Colombia es el segundo firmado por un país latinoamericano, después del alcanzado con México por 47.000 millones de dólares, y el tercero en el mundo dada cuenta del que está haciendo uso Polonia por 20.600 millones de dólares.

Autoridades económicas colombianas han señalado que la línea de crédito se tendrá a disposición a modo de precaución frente a la actual crisis financiera internacional y no porque se vayan a constituir en recursos de inversión o gasto.
 
Tras la deliberación de la Junta Directiva, el vocero del FMI, John Lipsky, declaró que  durante la última década la economía colombiana “ha mantenido un buen desempeño macroeconómico, respaldada por sólidos marcos de política institucional, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) ha sido robusto y un régimen de metas de inflación a cifras de un dígito”.
 
A pesar de que señaló que los fundamentales del país son fuertes, Lipsky dijo que el panorama del país en el corto plazo “se ha visto afectado negativamente por la situación global. Mientras que el tipo de cambio flexible absorbe la primera ronda de efectos de la crisis mundial, la debilidad de la demanda externa ha conducido a una contracción de las exportaciones y una considerable desaceleración de la actividad económica”.
 
Aún así destacó que “el sistema financiero no ha experimentado grandes tensiones desde el inicio de la crisis mundial, y el gobierno de Colombia ha mantenido el acceso a los mercados internacionales de capital en condiciones favorables”.

LG/JS

Haga click aquí para ver el comunicado de prensa emitido por el FMI

 
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Tarifas de agua en Bogotá son inequitativas: CID


Jorge Iván González, Director, Centro de Investigaciones (CID), Universidad Nacioanl de ColombiaBogotá, mayo 08 de 2009 (Prensa CID). En medio de las discusiones que en estos días se adelantan por el ajuste de las tarifas de agua, el director del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID) de la Universidad Nacional de Colombia, Jorge Iván González, explicó que el actual modelo de tarifas termina por castigar a quienes tienen menos recursos.

Cada cinco años la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico (CRA) debe modificar las tarifas, algo que debe suceder en enero de 2010 y “por lo tanto es un buen momento para hacer una discusión de fondo a las políticas en ese sentido”, afirmó González.

La actual fórmula, mediante la que se calcula la tarifa que se cobra a los más de 7,2 millones de habitantes de la ciudad, “tiene serios problemas ya que los estratos socioeconómicos más bajos terminan pagando más como porcentaje de sus ingresos frente a la población de estratos altos”, dijo.

El académico sostiene que el cobro que llega a las casas de los bogotanos involucra una serie de valores que no deberían estar allí. Tal es el caso “de los costos ambientales, lo cuales son responsabilidad de toda la sociedad y no exclusivamente de los usuarios del servicio”.

Ello en clara alusión a que la actual tarifa incluye los gastos de operación de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales de El Salitre y la próxima construcción de la Planta de Canoas, que debería iniciarse en 2015.

Precisamente, el director ejecutivo de la CRA, Julio César del Valle, manifestó recientemente que “hay una propuesta de modificación de costos de nivel particular por parte de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) respecto de su esquema de tratamiento de residuos líquidos”.

González, por su parte, explicó también que el costo de la ampliación de redes no debería imputarse completamente a la tarifa, como se hace en este momento, y con la valoración de los costos medios de administración y operación.

“Ahí hay una serie de elementos que no son claros en la determinación de la tarifa y eso puede llevar a que sean más altas de lo que estrictamente se debería cobrar y que pueden variar hacia arriba o hacia debajo de manera arbitraria”, manifiesta González.

El director del CID propone que para compensar lo que significaría una reducción de las tarifas hay que acudir obligatoriamente al sistema de impuestos generales. Según afirmó, la CRA se niega a eso “y quisieran financiar todo a punta de tarifa, algo que es regresivo”.

LG/JS

 


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