En el corto plazo el problema se mantendrá y el país enfrentará dificultades para
sostener crecimientos de su PIB real por encima del 5 por ciento anual

Por: Raúl Ávila
Profesor - Facultad de Ciencias Económicas (FCE)
Universidad Nacional de Colombia

Bogotá, 25-Oct-2010 (Prensa CID). Variados analistas económicos han expresado su desasosiego por el desalineamiento de la tasa de cambio real de Colombia (medida a través del comercio global con los principales 20 socios comerciales: ITCR1 del Banco de la República).

Dicho índice real ha llegado a sus niveles históricos más bajos (77 al cierre de agosto 2010, donde 1994=100). Con todo lo demás constante, ello implicaría que los exportadores han perdido competitividad entre un 20 por ciento y un 25 por ciento respecto a su valor de ‘relativo equilibrio’.

El por qué de la apreciación del peso colombiano

Al menos, se han detectado cuatro fuentes de apreciación real del peso colombiano: 1) la Inversión Extranjera Directa (IED), atada principalmente al sector minero-energético que al corte de julio de 2010 va en 4.200 millones de dólares invertidos en este sector; 2) la ‘debilidad’ del dólar frente a su principal canasta de monedas (euro-yen-yuan), acumulando una devaluación real cercana al 15 por ciento entre 2006 y 2009; 3) la persistencia de volatilidad financiera, induciendo la búsqueda de ‘refugios’ en el oro, ahora cotizándose a 1.360 dólares la onza, y 4) la falta de coordinación en el financiamiento externo/interno al interior del Gobierno donde la Tesorería del Ministerio de Hacienda y Ecopetrol están influyendo directamente en la revaluación (aunque recientemente ya pareciera despejarse este tema con la explicación detallada de las monetizaciones que ellos están realizando dentro del país).

Ello podría haberse compensado por dos vías: 1) mayor productividad multifactorial, pero ésta se mantiene negativa en años recientes, y 2) ganancias en eficiencia por transporte multimodal, pero estudios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señalan que Colombia enfrenta sobrecostos hasta del 16 por ciento. Mirando el alarmante caso de la productividad multifactorial, a diferencia de años anteriores, la Productividad Total de los Factores (PTF) de Colombia tuvo una variación negativa durante el 2009. Dicha PTF registró una preocupante contracción de 3,6 por ciento en 2009, después de haber experimentado crecimientos promedios de 3,3 por ciento anual durante la fase de auge 2003-2007, según cálculos de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif).

Para el cierre del año 2010, el gremio espera una PTF aún en terreno negativo (-1,1 por ciento), lo que aumenta los temores sobre las medidas que pueden tomar los empresarios para mejorar sus niveles de eficiencia.

Como es sabido, dicha PTF nos da una buena señal del grado de competencia (efectiva) que muestra la economía a nivel global, al combinarse el capital y el trabajo en la llamada función de producción. Colombia todavía puede enfrentar dificultades para exportar más allá de los commodities de hidrocarburos y minerales, tal y como se ha visto con el decrecimiento de las exportaciones tradicionales en lo corrido de 2010.

La ruta del Gobierno Santos

Para enfrentar este ambiente, la Administración Santos ha empezado a reconocer que los impuestos al trabajo sí obstruyen la generación dinámica de empleo formal. En consecuencia, el Gobierno ha planteado que conviene aliviar el pago de parafiscales que realizan los empresarios, de tal manera que ellos sean deducibles del IVA o renta.

Nótese que esta es una variante del expediente usado durante la Administración Pastrana (Ley 590 de 2000) a través del cual se aliviaban dichos pagos parafiscales en el caso de las empresas (Pymes) que generaban nuevo empleo. Sin embargo, ello no funcionó, por múltiples razones.

El equipo económico del Gobierno también ha mencionado que estaría dispuesto a desmontar la exención del 30 por ciento (por reinversión de utilidades) en el caso del sector de hidrocarburos en el 2012 y de otros sectores después de 2013. Se ha reconocido que esos alivios son redundantes y que representan un significativo sacrificio fiscal, que Colombia no puede ni debe seguir asumiendo y que afectan la relación capital/trabajo notablemente.

El caso de Brasil es ejemplo de cómo la reducción en los costos de transporte multimodal y en los costos laborales mejora los factores de eficiencia y de competitividad de sus productos, respecto a sus competidores internacionales.

Estos sobrecostos para el transporte en Brasil se encuentran por el orden del 10 por ciento, según datos del BID, y en el caso de la mano de obra, los costos son de los más bajos de la región y su productividad laboral es la más elevada de Suramérica.

Los ‘cuellos de botella’

En síntesis, pareciera que en el corto plazo el problema de la apreciación cambiaría se mantendrá en Colombia y que enfrentará dificultades para sostener crecimientos de su PIB real, a niveles superiores al 5 por ciento anual. Sin ello, será difícil registrar crecimientos de la PTF superiores al 2 por ciento anual.

Entre el cúmulo de problemas cabe señalar: a) inflexibilidad del mercado laboral dada la alta carga parafiscal; b) dificultades para adoptar e innovar en tecnología de punta, y c) continuamos siendo una economía de ‘mono-atracción’ de Inversión Extranjera Directa, sólo hacia el sector minero energético.