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Competencia por recursos para ciencia y tecnología relega a regiones pobres


Las regiones menos desarrolladas de Colombia sustentan su actividad económica principal en el sector  agropecuario y muy poco, o nada, en lo industrial. Por tanto, alcanzar a los territorios con mayor progreso les será casi imposible, debido a factores históricos de concentración de riqueza, falta de un Estado que proporcione condiciones institucionales para atraer capital y nulo apoyo para incentivar la investigación científica y tecnológica. Así lo constató Segundo Abrahán Sanabria Gómez en su tesis de doctorado en Ciencias Económicas de la Facultad de Ciencias Económicas de la UN, donde recopila información estadística de 209 años. 

Bogotá D. C., 05 de julio de 2016 (Comunicaciones FCE – CID). A pesar de la cercanía geográfica, Boyacá siempre estuvo lejos del dinamismo económico, social y cultural de la capital de la República. Bogotá fue el destino para buscar mejores oportunidades y Tunja, la ciudad para reencontrarse con el pasado colonial. Sin embargo, en las últimas décadas, gracias a una serie de factores que rompieron con el aislamiento, la región boyacense comenzó a introducirse en la era del conocimiento, lo que poco a poco cimienta un desarrollo más allá de lo agropecuario.
 
Para Segundo Abrahán Sanabria Gómez, profesor de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, con sede en Tunja, es bastante difícil que una región pobre supere el abismo que la separa de zonas que históricamente han concentrado la producción y la riqueza, como Bogotá, Medellín o Cali. Boyacá empezó a dar el salto cuando el Estado invirtió en mejorar la carretera que comunica con el Distrito Capital y facilitó la llegada de nuevas inversiones en varios frentes. 
 
Pero ¿qué pasa con otras regiones del país?, ¿tendrán la posibilidad de romper el atraso económico con las actuales políticas y condiciones de apoyo a la ciencia y la tecnología? Estas preguntas las trató de responder el profesor Sanabria en su tesis de doctorado Progreso tecnológico y asimetrías en el desarrollo regional en Colombia: periodo 1980-2010, y la respuesta, después de estudiar 209 años de historia estadística del país (1801 – 2010), es que será muy difícil una evolución uniforme del país con las enraizadas dinámicas y prácticas políticas que persisten.
 
“El resultado más claro que arroja la investigación es que si el mercado es el encargado de la distribución geográfica del capital, las brechas entre regiones no tienden hacia la convergencia; por el contrario, se mantienen o profundizan en la medida que se modernicen. Esa misma lógica está presente en la producción científica; de hecho, mi inquietud en el tema surgió al observar que está de moda competir por tener más recursos, resultados, publicaciones o citaciones científicas, etc. Desde mi perspectiva de economista observo que son mínimas las probabilidades de que un territorio progrese con pocos investigadores y sin incentivos estatales que forjen las condiciones institucionales para hacer ciencia y tecnología que atraiga capital económico”, sostiene el docente, quien este semestre recibirá su título de Doctor en Ciencias Económicas de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia.
 
Capital atrae capital
 
Uno de los aspectos que destaca el investigador es que el actual poder económico de las zonas más desarrolladas del país se debe a un proceso histórico de acumulación de capital, ligado a la explotación del oro, café y tabaco y su salida a los mercados internacionales. Ese proceso implicó el desarrollo progresivo del transporte, primero fluvial y luego terrestre, para conectar las zonas de producción con el comercio exterior; además, la distribución geográfica de los excedentes económicos y financieros dependía también del control y la administración de los mismos.
 
Por ejemplo, si bien la producción de café se concentró en Antioquia, Viejo Caldas y Tolima, el mayor margen de ganancia se obtenía de la intermediación, a cargo de las casas comerciales que funcionaban en las principales ciudades, donde se tomaban las decisiones de inversión y utilización productiva del excedente convertido en capital financiero.
 
El profesor Sanabria explica en la tesis que a partir de la segunda década del siglo XX se inicia un proceso de industrialización que se convierte en un sector atractivo para la reinversión del excedente financiero obtenido de la producción y comercialización del café. Además, esa localización industrial estuvo influenciada, entre otros aspectos, por la posibilidad de aprovechar los mercados que presentaban un mayor desarrollo, rentas de monopolio y los adelantos alcanzados hasta el momento en infraestructura y transporte. 
 
Por supuesto, asegura, el grado de industrialización fue heterogéneo entre regiones y, por ende, su progreso tecnológico, algo que se mantiene hasta la actualidad. Según su investigación, hoy el 78 % de la producción nacional se concentra en ocho departamentos, cuya fortaleza es la industria, mientras que otros 12 representan cerca de 15 %, correspondiente a su actividad agropecuaria. Entre estos dos grupos de regiones hay un gran abismo de desarrollo. La situación es más grave para los otros 12 departamentos que en su conjunto representan el 7 % de aporte a la producción nacional.  
Otro dato que ilustra la diferencia entre regiones con mayor y menor progreso es el de las instalaciones industriales. Mientras en las más desarrolladas, por cada mil kilómetros cuadrados hay 130 establecimientos, en las menos solo hay 3 o 4.    
 
“¿Qué se debería hacer para cerrar esas brechas? El Gobierno debe diseñar herramientas de política que ayuden a crear, en las regiones pobres, ambientes que resulten atractivos para los dueños del capital y para el asentamiento del conocimiento. También trasladar, de un lugar a otro, las capacidades tecnológicas. Si esto no se hace y no se incentiva desde el Estado nadie lo va a hacer, porque los actores principales de la modernización tienden a moverse libremente en el país; por ende, suelen ubicarse en aquellos lugares donde hay más recursos y condiciones instituciones creadas”, manifiesta Sanabria Gómez.
 
El doctor en Ciencias Económicas asegura que una de las virtudes de la investigación es el haber tomado una trayectoria de datos de 209 años que recoge toda la información estadística que se tiene hasta la fecha. Es, hasta ahora, el trabajo más completo que se ha hecho en ese sentido en Colombia.
 
 
 

 
Module CID Centro de Investigaciones para el Desarrollo

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