El invitado internacional planteó la necesidad de una  justicia ambiental que controle el metabolismo social o apropiación humana de recursos naturales que, después de ser transformados en productos o servicios, se convierten en desechos.

Bogotá D.C., 20-sep-2011 (Prensa CID). Conceptos como macroeconomía ecológica, justicia ambiental y la discusión sobre una economía sin crecimiento fueron algunos de los temas que se abordaron en el Foro de Extensión e Investigación 2011 ‘La prevención del riesgo y la gestión ambiental en el marco de la sostenibilidad del desarrollo en Colombia’, en el que participaron varios economistas y ambientalistas, entre ellos el invitado internacional Joan Martínez Alier, profesor español y uno de los mayores impulsores del ecologismo político en el mundo.

El evento, que se realizó el pasado 7 de septiembre, fue organizado por la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, a través de sus direcciones de Extensión e Investigación,  el Instituto de Estudios Ambientales (IDEA) y el Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID), de la Facultad de Ciencias Económicas (FCE).

El lugar fue el auditorio principal del edificio 310 de la FCE, en donde el Foro articuló las funciones misionales de extensión, investigación y docencia para socializar conocimientos y reflexiones académicas en torno a la situación ambiental global, la relación entre crecimiento económico y desarrollo, y la investigación desde las ciencias económicas. El propósito: plantear estrategias de manejo responsable de los recursos naturales y de prevención de situaciones de riesgo ante catástrofes naturales en el territorio nacional.

La jornada, que se extendió durante todo el día, comenzó con la intervención del profesor español Joan Martínez Alier, doctor en Economía de la Universidad Autónoma de Barcelona y fundador de la Sociedad Internacional de Economía Ecológica y de la Asociación Europea de Economía Ambiental.

Una de sus tesis principales es la posibilidad de una macroeconomía ecológica o macroeconomía del no crecimiento, que se opone a un crecimiento económico alimentado por las deudas, ya sean de los consumidores o públicas. Explicó que este concepto ya ha sido estudiado por los economistas Tim Jackson y Peter Victor, que además plantean la teoría del buen vivir sin crecimiento económico.

El profesor Martínez dijo que las naciones deberían contemplar en el PIB, entre otros, los daños causados por la producción de gases de efecto invernadero y la pérdida anual de patrimonio natural y biodiversidad debido a la explotación de los recursos naturales y combustibles fósiles. Si eso se pudiera traducir en dinero –explicó–, serían pérdidas bastante considerables. Mencionó algunos conflictos ambientales que se presentan hoy en varias regiones de Colombia.

También expuso la visión de los economistas ecológicos sobre la economía, quienes la clasifican en tres niveles: financiero, productivo y “real-real”. El primero, que es el más alto, puede crecer mediante préstamos al sector privado o al Estado. Eso, en el caso actual, conduce a crisis económicas porque la mayoría de las veces no existe garantía de que esos préstamos se puedan pagar.

Debajo está el nivel productivo o real de la economía que, al crecer, permite pagar una parte o toda la deuda; pero si no crece, quedan deudas por pagar, situación que en la crisis económica de 2008 era financieramente insostenible porque el crecimiento del PIB era menor al tamaño de las deudas. En el nivel tres, se encuentra la economía “real-real”, que son los flujos de energía y materiales, cuyo crecimiento depende de factores económicos y límites biofísicos y ecológicos. En otras palabras, el cambio climático ocurre por el alto consumo de combustibles fósiles y la deforestación, lo cual pone límites físicos al crecimiento.

El profesor Martínez finalizó hablando sobre el concepto de metabolismo social o apropiación humana de la producción primaria neta de biomasa que, después de ser transformada en productos y servicios, se convierte en desechos. Señaló ese hecho como uno de los principales factores que intensifican los conflictos ambientales. En ese sentido, hizo un llamado a las entidades gubernamentales a poner entre sus puntos de trabajo la evaluación del metabolismo social para llegar a estrategias de manejo adecuado y prudente     de los recursos naturales.

Gestión ambiental y desarrollo sostenible

La agenda del Foro continuó con la participación de docentes e investigadores del Instituto de Estudios Urbanos (IEU), el Instituto de Estudios Ambientales (IDEA), el Centro de Investigaciones Marengo y las facultades de Ciencias Humanas, Derecho, Agronomía, Ciencias, Ingeniería, Ciencias Económicas y Artes de la Universidad Nacional. Todos presentaron diversos proyectos que se han desarrollado en el marco de una gestión ambiental promotora del desarrollo sostenible del país.

La jornada de la tarde se enfocó al tema de la prevención del riesgo por desastres, con la conferencia del profesor Ómar Darío Cardona, coordinador del Grupo de Gestión Integral de Riesgos del IDEA, sede Manizales. Cardona hizo énfasis en los denominados desastres menores, que definió como eventos locales con frecuentes efectos sociales acumulativos.

Para el investigador del IDEA, la suma de esos desastres menores genera una gran catástrofe como la ocasionada por la ola invernal que azotó al país durante el último año. Los desastres menores se generan, en gran parte, por la mala planificación de la construcción de asentamientos humanos y obras de infraestructura que son realizadas en lugares con alto grado de amenaza. Cardona afirmó que ese estado constante de amenaza es el que lleva a la población a estar en vulnerabilidad o peligro inminente de desastre o materialización del riesgo.

Después, el director del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), Jorge Bustamante, presentó el informe de áreas afectadas por las inundaciones en la última temporada y el Registro Único de Damnificados que identificó un total de 647.017 hogares potencialmente afectados y 2’350.207 personas damnificadas. Resaltó el gran avance que ha logrado el país en la producción de estas estadísticas.

El último conferencista fue el profesor Álvaro Moreno Rivas, director del Observatorio de Macroeconomía del CID, que hizo una clasificación de los economistas que se preocupan por el medio ambiente y  los desastres naturales. El profesor Moreno los dividió en tres tipos:

a.    Economistas del crecimiento quienes ven los desastres naturales como una variable exógena al sistema económico, pues pueden afectar a mediano y largo plazo el crecimiento de la economía.

b.    Economistas del cambio climático para quienes la emisión de gases de efecto invernadero y CO2, tienen una incidencia directa en los desastres naturales.

c.    Economistas ecológicos del decrecimiento, quienes ven al crecimiento económico como la fuente principal de CO2, principal causa del cambio en la temperatura de la tierra.

El evento lo cerró el profesor de la FCE Jairo  Sánchez, con la reflexión de que el crecimiento ilimitado es una idea absolutamente contraria a la ciencia y es, en gran medida, uno de los factores que han llevado a las naciones a explotar de una manera desmesurada sus recursos.

Señaló que si bien un freno al crecimiento afectaría negativamente el empleo, existen posibilidades de crecimiento en actividades humanas creativas, artísticas y recreativas que podrían sustituir los puestos de trabajo perdidos.

Finalmente, el profesor Sánchez aseguró que es importante revaluar la concepción de la economía neoclásica de ver la tierra y el trabajo como mercancías.