Salud: quedó bien en lo jurÃdico, pero regular en la práctica |
Sin una ley ordinaria de salud que funcione, la Ley Estatutaria, firmada esta semana por el presidente Santos, se queda como una muy valiosa herramienta jurÃdica para garantizar el derecho a la salud, pero sin un real respaldo institucional que asegure la adecuada prestación de los servicios médicos, asegura Félix MartÃnez, investigador del Grupo de Protección Social del CID.
Bogotá D.C., 18 de febrero de 2015. El profesor Félix MartÃnez, integrante del Grupo de Protección Social del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID) de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia, quien ha estudiado con detenimiento los alcances y lÃmites de la Ley Estatutaria, sostiene que la mayor virtud del proyecto es acabar con las trabas administrativas que impedÃan a las instituciones sanitarias atender de forma expedita los casos de urgencia y que llevaban a los lamentables paseos de la muerte. Ahora, todos los hospitales tienen que atender a los pacientes de urgencias sin importar su origen, ya sea que vengan del régimen contributivo, subsidiado y son personas no vinculadas (aquellas que no cuentan con cobertura en salud). “Lo que sucede, es que la capacidad institucional está en la olla, pues no existe una oferta amplia de centros médicos y de hospitales, ni siquiera en Bogotá, como lo evidenció un estudio que presentamos en el año 2013, en el que se mostró como el sur y el occidente de la capital no tienen servicios de salud. La nueva Ley ordena atender a todas las personas, pero no resuelve la congestión que eso generará. En todo el paÃs la oferta de salud está hecha un desastre absoluto”, asegura el experto. Añade que el derecho a la salud implica responder por un acceso rápido y oportuno (llegar a los barrios y áreas rurales marginales), vigilar a las entidades promotoras de salud (para que se haga buen uso de los dineros públicos), garantizar el acceso a los servicios y que las redes de apoyo estén cerca a la gente. “Para nada de eso hay propuestas o soluciones concretas y en todos estos puntos hay problemas estructurales”, dice MartÃnez. Por ejemplo, la Ley Estatutaria ordena que donde no existan condiciones para el mercado, el Estado debe llevar los servicios de salud, cueste lo que cueste. Asimismo, dice que aunque no sea rentable llevar los servicios a poblaciones dispersas del paÃs, se deben proporcionar los medios para atenderlas. No obstante, no explica cómo será la gestión para tal fin. No hay responsabilidades en salud Para el investigador MartÃnez, uno de los grandes vacÃos de la Ley Estatutaria es que no se fijaron las responsabilidades que tienen el Estado, los agentes económicos y los ciudadanos mismos con la salud de las otras personas, como sà ocurre en otros paÃses. MartÃnez asegura que aquà el derecho a la salud se restringe a la atención médica, pero no opera en el sentido de la obligación que tiene el Estado y la sociedad de proteger a los individuos, para que no se enfermen ni se accidenten. Esto quiere decir que si alguien se lesiona en su puesto de trabajo, si un transportador atropella a un peatón o si un restaurante intoxica a una persona deberÃan existir sanciones severas; esto implica tener exigencias de control del riesgo muy sólidas y seguros obligatorios para que las industrias hagan valer la salud de sus empleados, entre otros aspectos. Y nada de esto quedó claro en la Ley. Lo que sà destaca el profesor MartÃnez, es el haber acabado con el plan obligatorio de salud (POS) que consistÃa en una reglamentación que restringÃa los medicamentos y los tratamientos a los que tenÃa derecho una persona. Como ilustración, con el modelo anterior era difÃcil que se aprobaran procedimientos laparoscópicos o de láser debido a los costos; por eso solo se ordenaban cirugÃas abiertas. “Ahora la gente puede exigir, poner la tutela con mucha más propiedad que antes, sin importar su condición social. Lo que se quiere es que el derecho a la salud funcione y que las personas no tengan que estar expuestas a múltiples trabas administrativas”, enfatiza el investigador del CID.
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