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Colombia: 200 años de deuda externa |
Aspectos Económicos de la Independencia Colombiana Por: Heraclio Bonilla
Las deudas continuaban porque Colombia tenÃa que atender no solo los gastos internos, además debÃa financiar las campañas de BolÃvar y por eso se levantó otro empréstito por 4 millones y medio de libras esterlinas, otro desaterré porque la casa que lo emitió dejó de pagarlo, de tal modo que muy rápidamente -desde fines del 20 hasta el 40- hubo una virtual secesión de pagos. Colombia no pagó la deuda y luego asumió la mayor parte de la deuda de la Gran Colombia (repartida entre Quito y Venezuela, dependiendo del número de población). La deuda de Colombia en la actualidad El contexto de los mecanismos de emisión es diferente: ahora es la banca privada y antes eran los agentes especuladores que se encargaban de convencer a los ahorradores para que pusiesen sus dineros en un paÃs del cual no sabÃan nada -antes no existÃan ni el Fondo Monetario Internacional ni al Banco Mundial- pero la mecánica sigue siendo la misma: es un préstamo para pagar préstamos anteriores. Colombia continúa con una deuda muy pesada, entre otras dificultades, el problema es que es poco probable que en América Latina paÃs por paÃs salgan de la deuda externa, habrÃa que formar algo asà como una ‘gran coalición de deudores’, como lo que prometió Alan GarcÃa en su primer gobierno en Perú, él decÃa que no se podÃa pagar a costa de los estómagos y de los bolsillos de la gente y propuso limitar el pago de la deuda externa al diez por ciento del valor de las exportaciones del Perú, el problema es que como fue Perú solo el que lo propuso no le hicieron caso, la idea era buena y luego fue asumida por otros gobiernos. Consecuencias económicas que la independencia de España produjo para Colombia Uno de los cambios más importantes fue el del comportamiento de los capitales, la migración internacional de los capitales. Hasta 1800 América Latina es un exportador neto de capitales, a partir de ahà se convierte en una importadora neta de capitales, con todas las implicaciones que eso tiene.
Las deudas internas fueron, efectivamente, la palanca que permitió la trasferencia hacia las finanzas internacionales y por otra parte tuvieron consecuencias económicas y polÃticas de primer orden. Ezpeleta, uno de los pocos virreyes de la Nueva Granada, señala que luego de un enorme déficit creado por su antecesor, de cerca de dos millones de pesos, finalmente habÃa logrado subsanarlo y habÃa logrado remitir, luego de múltiples esfuerzos, cerca de doscientos mil pesos a Madrid.
Entre otras cosas, trabajadores, campesinos, esclavos del campo y de la ciudad fueron reclutados como esclavos, la guerra también reclutó animales, de tal manera que las fuentes de energÃa humana se perdieron, se confiscaron o se tomaron a tÃtulo de préstamo recursos múltiples, todo esto terminó agravando la situación económica de Colombia. En aquellos paÃses de la América Latina donde la población era étnicamente heterogénea el recurso fue, además de mantener los viejos estancos, restituir el viejo tributo indÃgena, que en la época colonial representaba el 30 por ciento del financiamiento del gasto público. De tal manera que luego de la euforia inicial de BolÃvar y San MartÃn ese tributo fue rápidamente repuesto en1824, pero para salvar la cara fue cambiado el nombre por ‘contribución indÃgena’. Los indios fueron por tanto invitados o compelidos a contribuir con el financiamiento de una constitución sobre la cual no tenÃan nada que ver. Estos ingresos, en todo caso, fueron insuficientes para financiar el gasto público de los primero años de la República, esta es la razón por la cual se recurre a los empréstitos, pero los empréstitos primeros fueron los internos. Los préstamos, entre comillas legales, fueron efectivamente los menores, en la práctica lo que se dio fue una simple confiscación de bienes. ¿Qué pasó entre el siglo XIII y finales del XIX? Desde el último tercio del siglo XIII hasta 1870 el escenario internacional fue muy diferente, una sola potencia, Inglaterra, controló todo con mecanismos muy diferentes, vÃa exportación de mercancÃas, vÃa la exportación de capitales. En la expansión de las exportaciones de mercancÃas el libre comercio fue la bandera de esta expansión pues todavÃa las nuevas naciones soberanas de la América Latina tenÃan una soberanÃa y autonomÃa precarias, establecer relaciones de comercio con Inglaterra era esencial para contar con una especie de paraguas, frente a un eventual retorno de España. El monopolio implantado por España era muy precario, pero con todo, la absoluta e irrestricta libertad de comercio, que fue una de las primeras expresiones luego de la independencia, terminó por barrer cualquier reticencia hacia las polÃticas de protección arancelaria; pero el personal encargado de garantizar la coherencia y disciplina de las polÃticas proteccionistas era escaso por no decir inexistente, de tal manera que muchos de los reglamentos existentes tuvieron todas la fuerza que se requiere.
El precio final de las telas era cinco veces más bajo que las producidas, por ejemplo en los santanderes, de tal modo que, en este contexto competencia no existÃa. Eran, con todo, mercados muy diminutos, estamos hablando de sociedades donde las unidades productivas fundamentales eran las haciendas o los resguardos, donde esclavos o indios independientes o enclavados en las haciendas, tenÃan una economÃa doméstica, virtualmente, autosuficiente. Esto explica por qué el 90 por ciento de las importaciones de los paÃses de América Latina procedentes de Inglaterra eran telas. La importación de bienes de capital va creciendo muy lentamente del 1 al 10 por ciento, solo en el último tercio del siglo XIX. Después de 1830, 1840 el volumen de importación de telas, lo que sugiere que el mercado estaba saturado. ¿Cómo fue la fase de transición entre el siglo XIX y los años 70 durante el XX?
Los préstamos al igual que esas inversiones que se interrumpieron, derivan del hecho de que Londres no solamente fue el taller del mundo sino también un reservorio de capitales, al igual que la experiencia de la América Latina en los años 70, siglo XX, donde el dinero estaba disponible a todo aquel que quisiera solicitarlo (no es broma) pues hubo imperios ficticios que embaucaron a los ingleses que nunca se preocuparon por saber si tal imperio existÃa. Si era posible hacer eso, puede imaginarse la rapidez con que pudieron contratarse estos prestamos, primero a través de la impresión y emisión de folletos, dirÃamos ahora de publicidad, donde la descripción tanto de las condiciones económicas y polÃticas de cada paÃs solicitante, solo muy metafóricamente tenÃa que ver con la realidad; como no existÃan bancos en el sentido moderno de la palabra, los encargados de procesar estos contratos eran aquellos que en inglés se llaman los 'merchant bankers', es decir, una especie de articulación entre mercader por una parte y protobanquero por otra. Fueron los encargados de cotizar los tÃtulos de la deuda externa en las bolsas de valores; de imprimir los bonos en varias fracciones dependiendo del monto nominal; y de vender en estas operaciones. Por cierto las ganancias eran muy grandes y muy rápidas. En 1822 esta historia empezó a través de cuatro emisiones por un valor nominal de 3.650.000 libras esterlinas, dos años más tarde, en 1824 y 1825, se hicieron otras diez emisiones por un valor de 17.479.000 libras esterlinas, de un total de 24 millones colocados en el mundo externo, América Latina tomó cerca del 70% de este total. El cliente más importante fue México seguido con una distancia muy pequeña por Colombia, pero fue en realidad Colombia el que abrió la ruta del proceso de endeudamiento latinoamericano. El mecanismo es relativamente simple pero muy difÃcil de poder contabilizar en sus diversas etapas, porque los tÃtulos eran efectivamente tÃtulos al portador, de manera que registros tampoco son muy fáciles de encontrar. El hecho es que dependiendo efectivamente de la capacidad financiera o de la reputación crediticia de un paÃs, el precio de venta tendÃa efectivamente a acercarse al precio nominal de la emisión, pero esto, salvo en contextos muy especÃficos de especulación nunca ocurrÃa, generalmente el precio real era de 60 sobre un valor nominal de 100, por consiguiente hay una brecha de un 40% que es la primera expresión de las ganancias, sobre todo en los especuladores, porque esto significa efectivamente que por 60 libras esterlinas se adquiere un bono, pero que en el momento de la redención es pagado como 100, además del hecho por cierto que la tasa de interés del empréstito está calculada sobre el precio nominal del bono y no sobre el precio real. Los pioneros
Por cierto, la opinión que tenÃa BolÃvar era extremadamente laudatoria, por lo menos en los primeros momentos, pero al final declaró sin ambages que era efectivamente la mayor calamidad que habÃa producido Colombia. Y dicha calamidad no fue por la operación del empréstito de 1822, el primero por £ 2.000.000, ya que no fue una operación incorrecta, sino porque como consecuencia de su falta de experiencia realizó efectivamente un conjunto de pagos, al parecer indebidos, no para él sino para otros, al mismo tiempo que reconoció varias deudas, porque en realidad las operaciones crediticias de Colombia no comienzan en 1822. Empezaron mucho antes como consecuencia de la presencia de LuÃs López Méndez, quien estuvo en Londres en 1810 con BolÃvar, y fue él efectivame ante el encargado de reclutar mercenarios, comprar o alquilar barcos, municiones y armas, pero como estas eran de actividades prohibidas, por lo menos en Londres, tuvo efectivamente que buscar la conversión de estos valores en dinero. Cuando Zea empieza sus operaciones en Londres, los pagarés de este empréstito tenÃan que ser retirados, a condición de garantizar el éxito de la comisión encargada a él. El hecho es que antes de que Zea llegara a Londres, cerca de medio millón de libras esterlinas estaban ya en el pasivo del estado Colombiano, por las acciones de López Méndez; pero decÃa, lo que provocó el furor, particularmente del Congreso en torno a los encargos confiados a Zea fueron las otras operaciones que este realizó, en particular un empréstito por £ 75.000 para financiar un viaje de Londres a España con el propósito de obtener el reconocimiento español de la Independencia, viaje que por cierto no obtuvo ningún éxito y la justificación del señor fue que Colombia era un esqueleto, de tal manera que para cubrir esa desnudez tenÃa que estar revestida con un manto de oro. Con todo, en un primer momento, la operación de 1822 fue efectivamente un éxito, el tipo de emisión fue de 80, la tasa de interés del 6%, las garantÃas fueron aseguradas por las rentas del tabaco y del aguardiente, además de las rentas producidas por las minas de oro y plata. Sin embargo, esta euforia inicial empezó a derrumbarse muy rápidamente porque el Congreso decidió desconocer los poderes otorgados por BolÃvar a Zea, y no solamente esto, el Primer Congreso Constituyente reconoció que la única autoridad con la capacidad de realizar este tipo de operaciones en nombre del estado debÃa ser el Congreso, de tal modo que sobre un público extremadamente nervioso, por las interrupciones de pago del préstamo anterior, realizado por López Méndez, este desconocimiento de lo realizado por Zea terminó efectivamente precipitando los precios de los bonos.
Se produjo ese segundo empréstito que inicialmente tuvo igualmente un enorme éxito, hasta que en medio del torbellino la casa emisora, la casa Goldsmith, primero se solapaba, segundo quebró y cerró; de tal modo que este fue un golpe del cual Colombia no se recuperarÃa por lo menos una década más tarde, cuando se disuelve La Gran Colombia, y surgen en su lugar las tres naciones (Colombia, Venezuela y Ecuador), y deciden en función del volumen de la población repartirse los £ 30 millones que era el monto total de la deuda, no solamente del principal sino de los intereses devengados y no pagados, y se pensaba que este acuerdo de 1839 podrÃa reiniciar el camino de apertura del mercado de apertura del mercado de Londres hacia las peticiones colombianas, pero otra vez esta fue una promesa incierta y no cumplida.
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