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Preocupaciones más allá del crecimiento en 2010

La evidencia está mostrado que el mayor crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) no sólo no mejora la distribución del ingreso sino que, por el contrario, la empeora. Este fenómeno se acentuó en el mundo desde la década de 1980

Por: Óscar Benavides y Lina María Pedraza

Bogotá, 10-Dic-2009 (Prensa CID). Aunque en las últimas semanas los indicadores sobre el comportamiento de las principales economías del planeta han mostrado algunos signos positivos, la crisis financiera internacional mostró la incapacidad que tienen los mercados para auto-regularse. Este hecho ha generado una profunda reflexión tanto por parte de los teóricos como por quienes toman las decisiones de política económica, pues existe gran preocupación acerca de la duración e intensidad de la crisis y acerca de las medidas que permitan la recuperación de la economía el próximo años.

Sin embargo, existe una gran preocupación acerca del comportamiento de los mercados en el largo plazo. Específicamente se ha venido mirando cómo el funcionamiento del mercado genera efectos indeseables en términos de bienestar, visto como la relación existente entre crecimiento y distribución en los últimos 50 años.

Un estudio de Florence Jaumotte de 2007, publicado en World Economic Oulook de 2007, del FMI, muestra que el proceso de crecimiento que se ha observado en los últimos veinte años ha generado un creciente deterioro en la distribución del ingreso en América Latina, Europa, las economías de Asia recientemente desarrolladas y los países del África Sub-sahariana.

Este estudio atribuye al cambio tecnológico y a la inversión extranjera efectos positivos sobre el crecimiento, pero efectos negativos sobre la distribución. Específicamente, el proceso de innovación tecnológica y la inversión extranjera incrementan la demanda y la remuneración del trabajo calificado, pero afectan de manera negativa la demanda y los ingresos de los trabajadores tanto para países desarrollados como para los no desarrollados.

Otro estudio reciente y titulado ‘Technological Kuznets Curve: Technology, Income Inequality and Goverment Policy’, desarrollado por So Young Kin en The School of Humanities and Social Sciences de 2008, analiza el problema entre crecimiento económico y la distribución del ingreso para 39 países de África al sur del Sahara, 18 países del centro y norte de África, 11 países de Asia Central y 10 del Sudeste asiático, 32 países de América Latina, 21 países de Europa Oriental y 18 de Europa occidental, dos países de Norte América y Australia.

El resultado del trabajo econométrico con datos desde 1960 hasta 1999 muestra que a pesar de que el avance tecnológico, medido por ejemplo a través de patentes, ha sido relativamente alto, no se observa como lo sugiere la hipótesis planteada por el famoso economista Simón Kuznets una mejora en la distribución del ingreso a medida que las economías crecen. Más aún, la evidencia es contraria, pues mayor crecimiento no sólo no mejora la distribución del ingreso, sino que la empeora.

Dentro de la perspectiva empírica es importante destacar por último el trabajo que la Universidad de las Naciones Unidas y el WIDER, que publicaron la World Income Inequality Database en mayo de 2008. Las cifras corresponden a coeficientes Gini (que mide desigualdad en los ingresos) y las estimaciones del ingreso desde 1953 hasta 2006 para América Latina, América del Norte, Europa, Asia, África y Australia.

El resultado del coeficiente Gini y la relación entre el 5 por ciento de mayores ingresos con respecto al 5 por ciento de menores ingresos muestra que la tendencia para prácticamente todos los países en este período mayor es relativamente la misma. Es decir, que para un periodo caracterizado por altas tasas de crecimiento del ingreso per cápita, existe la tendencia a la inequidad en la distribución del ingreso, proceso que se ha acentuado entre 1980 hasta 2005.

Desde la perspectiva teórica se puede destacar el trabajo de Vincenzo Quadrini “Growth and Inequality”, publicado en The New Palgrave de 2008. Este estudio destaca que el crecimiento fundamentado en innovaciones tecnológicas genera monopolios para las firmas y los trabajadores vinculados a esta actividad y por esta vía, poca demanda por trabajadores no calificados lo que se traduce en una gran inequidad en la distribución del ingreso.

Este comportamiento afecta de manera positiva a los trabajadores calificados pero deja al margen del crecimiento a grandes grupos de la población que no tengan la posibilidad de educarse y/o de vincularse a actividades de creciente productividad.

Desventajas de crecer sobre la base de innovaciones tecnológicas

Mucho más recientemente (2009), y desde la perspectiva teórica, realizamos (Lina Pedraza y Óscar Benavides) un trabajo titulado “Relaciones dinámicas entre innovación tecnológica y distribución del ingreso”, en el que se demuestra formalmente que el crecimiento económico originado en innovaciones tecnológicas tiende a deteriorar la distribución del ingreso no solo por la mayor demanda trabajo calificado (capital humano), como lo aseveran los otros autores, sino por el poder de mercado que se les otorga a los productores de tecnología.

La explicación es la siguiente: usualmente el mecanismo a través del cual se generan incentivos para obtener innovaciones tecnológicas consiste en el otorgamiento de patentes a las firmas innovadoras. Este mecanismo garantiza a los productores operar bajo condiciones de monopolio y, como es sabido, en condiciones de monopolio, las firmas pueden fijar precios por encima de sus costos de producción.

De ahí que las firmas que más innovan tecnológicamente sean, a su vez, las que obtienen mayores ganancias durante el tiempo de vigencia de la patente. Este proceso se repite una y otra vez generando para las firmas innovadoras incentivos para invertir en este tipo de actividades.

Desde el punto de vista teórico, la remuneración que obtienen las firmas innovadoras, no solo les permite obtener beneficios normales, sino rentas originadas por el otorgamiento de la exclusividad en la producción de tecnología. De hecho si se considera que la innovación tecnológica requiere ante todo de capital humano, la remuneración que obtienen estos trabajadores calificados, excede de manera significativa el salario que obtendrían en otra actividad productiva, como por ejemplo, en el sector educativo (producción de capital humano) o la producción de otro tipo de bienes diferentes a la tecnología.

Este resultado ayudaría a entender el comportamiento de la distribución del ingreso para los países que innovan tecnológicamente. Sin embargo, aparentemente, no explicaría el problema distributivo en los países en vía de desarrollo que no innovan, ya sea porque no existen mecanismos efectivos de protección para las firmas innovadoras o, sencillamente porque no existe el capital humano necesario para la innovación tecnológica.

Incentivos para monopolios y carteles

La pregunta es ¿entonces qué explica la creciente desigualdad en países en vía de desarrollo, como por ejemplo, Colombia? La explicación va en el mismo sentido y tiene que ver con el otorgamiento o el mantenimiento del poder de mercado artificialmente para ciertos sectores o grupos económicos, que no innovan, pero que se benefician este tipo de políticas. Políticas que inclusive propician prácticas monopólicas o la conformación de ‘carteles’.

Igualmente se observa lo mismo cuando no se regulan o se desregulan los mercados bajo la creencia de que cualquier intervención del Estado es nociva para la economía, lo cual solo se observa en algunos modelos teóricos, pero que en la práctica la intervención del Estado puede mejorar la distribución del ingreso.

Ante esta situación sugerimos que en un país como el nuestro, que de acuerdo con el Human Development Report de 2009 es el quinto país más inequitativo del mundo (solo superado por Angola, Namibia, Botswana y Haití), debe llevarse a cabo una fuerte política de regulación de los mercados en los que se observa un alto y creciente poder de mercado, pero que no generan innovaciones.

Así mismo, se requiere una política pública en la que grandes grupos de población se puedan vincular al sistema educativo, pues la distribución del capital humano tiende a atenuar los efectos nocivos del avance tecnológico y que genera las condiciones para mayor crecimiento.

La pregunta final que vale la pena hacerse es si la política económica que se está llevando a cabo en nuestro país resulta la más adecuada para generar crecimiento de largo plazo y mejorar la distribución del ingreso. La respuesta por el momento es clara: no.

Presione aquí para ver el artículo
"Relaciones dinámicas entre innovación tecnológica y distribución del ingreso", realiazado por
Oscar Benavides y Lina María Pedraza

(Versión disponible en Inglés)

 
Module CID Centro de Investigaciones para el Desarrollo

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