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El desarrollo vuelve a ser una prioridad nacional

 

A pesar de las bondades del Plan de Desarrollo, internacionalmente no es una novedad el uso de sectores estratégicos

Edgar Bejarano
Profesor

Facultad de Ciencias Económicas - Universidad Nacional de Colombia

Bogotá, 31-Ene-2011 (Prensa CID). Pasaron muchos años para que el país volviera a contar con una propuesta de desarrollo completa, pensada y con asidero conceptual, como el actual Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014 ‘Prosperidad para todos’, que recuerda la propuesta del ex presidente Carlos Lleras Restrepo (1966-1970) de impulsar los denominados polos de desarrollo y los núcleos industriales; temas que habían sido planteados por la literatura económica durante las décadas de 1940 y 1950.

Desde la década de 1990, no se hablaba del problema del desarrollo en sentido estricto y se planteaba que con la estabilidad macroeconómica era suficiente, a lo cual se sumó -durante la administración Uribe- el discurso relacionado con la confianza inversionistas para atraer capitales extranjeros.

Sin embargo, dicho enfoque de ‘confianza inversionista’ dista mucho del trabajo que desarrollaron los países del norte de Europa donde la movilización de inversión fue realiza de manera selectiva. A Colombia, la inversión llegó a los sectores que naturalmente debía llegar, sin una estrategia creativa para desarrollar sectores claves para el desarrollo.

En las últimas dos décadas el desarrollo no era un problema importante y se creía falsamente que con alcanzar estabilidad macroeconómica se daba naturalmente. Eso significa que desarrollarse no es algo natural ni espontaneo sino que, por el contrario, se gestiona y se dirige de alguna manera. Desde la posguerra, la experiencia internacional así lo ha demostrado con lujo de detalles: ‘Tigres asiáticos’, India, China, entre otros.

En esos países se ha demostrado que no sólo se trata de contar con un gran mercado o con registrar crecimiento del PIB durante cuatro o cinco años, para luego caer, sino que se requiere un trabajo dirigido y sostenido por varias décadas. Tampoco se trata de estados controlador tradicional sino de un ‘intervencionismo’ estratégico y selectivo, que cuente con objetivos claros, con protecciones y compromisos bien graduados con los empresarios.

A pesar de las bondades del Plan actual, lo segundo que es necesario destacar, es que internacionalmente no es una novedad el uso de sectores estratégicos, que fue impulsado entre las décadas de 1940 y 1960 por economistas de la talla de Albert O. Hirschman, Rosensteins-Rodin y Lauchlin Currie, aunque en un contexto de posguerra y en economías cerradas. Además, esa literatura volvió a ‘reencaucharse’ en los últimos 15 años en todo el mundo.

 

 

Requisitos para desarrollar sectores estratégicos

 

La literatura económica sobre sectores estratégicos presupone ciertas condiciones:

1) El gran empuje (Big Push). Se trata de un impulso simultáneo a varios sectores, que busca elevar la dinámica general de la economía. Obviamente, eso supone que el Estado debe cumplir la función de coordinar para movilizar una serie de sectores escogidos, que una vez empujados generen dinámicas propias y se sostengan, además supone claridad sobre los instrumentos para que ello funcione.

2) Los sectores. El tipo de sectores escogidos es una decisión vital porque se requiere que arrastren su movimiento a todos los sectores, es decir con muchos encadenamientos hacia adelante y atrás.

3) Generación de aprendizajes y externalidades. Sectores con muy buen espacio de evolución e innovación, como la industria. La agricultura tradicional, por ejemplo, no es el ideal para dar espacios amplios de innovación.

 

 

Acumulación de factores

 

En el Plan de Desarrollo de Santos, la infraestructura y el capital humano (educación) son dos estrategias claramente dirigidas hacia la acumulación de factores, para superar los umbrales mínimos. En el caso de la educación no es meramente umbrales de cobertura y logro educativo sino de calidad. Allí, la situación es complicada y el reto es enorme.

El promedio del país en las pruebas del Icfes está por debajo de 46 puntos sobre 100 y no ha mejorado en la última década. Incluso, en niveles altos de desarrollo de competencias lectoras y de pensamiento apenas llega a un 3 por ciento, lo cual resulta lamentable con 12 años de escolaridad.

Allí, es necesario, que la educación se convierta en un propósito nacional, con docentes bien remunerados, con flexibilidad curricular para el docente, con autonomía, con verificación permanente de la calidad, etc.

Ahora bien, para que una sociedad realmente pueda aprovechar la educación, en un sentido productivo además de las otras externalidades, se necesita de empresarios innovadores, abiertos y creativos para aprovechar ese nuevo capital humano, el cual debe llegar al sector para el cual fue calificado.

 

 

El modelo a la luz de las locomotoras

 

Infraestructura. Es una condición básica, mínima y necesaria sin la cual el resto de la economía no es viable, y la tarea es superar un rezago de muchas décadas y superar un umbral mínimo. Sin embargo, la infraestructura tiene como característica que sus inversiones son de gran escala y recuperables en el largo plazo, por lo que requiere la complementariedad de otras actividades con las mismas características, como la manufactura.

La infraestructura y la industrialización son complementarias porque son procesos que se auto-sostienen. Mientras la industria necesita escalas, la infraestructura requiere mucho uso para recuperar las inversiones.

Vivienda. Es un sector que reconoce que en este tipo de economías tiene gran impacto especialmente sobre empleo no calificado y arrastra otros sectores, quizá menos que antes porque hay muchos productos importados. Además, está atendiendo una necesidad que está en el núcleo de los problemas de pobreza urbana, así como ocurre con la tierra en el ámbito rural.

Por lo tanto, esa política de vivienda debe estar enmarcada en el contexto del desarrollo urbano eficiente, donde las ciudades tengan en cuenta las externalidades negativas propias de las grandes urbes (aglomeración, movilidad, contaminación, etc.) y que además consulten el desarrollo de las personas y el bienestar.

Agricultura y minería. Aquí se está reaccionando a la dotación que tiene el país, en medio de un escenario internacional favorable y cuyos precios altos pueden durar un lapso importante. Sin embargo, es necesario advertir que no hay países mineros o agrícolas exitosos, ya que desde la posguerra los países exitosos se han hecho sobre la base de desarrollo manufacturero.

En cuanto a la minería y el petróleo, son pocas las experiencias internacionales exitosas, ya que al lado de esos sectores aparece una gran cantidad de problemas, que la literatura económica ha trabajado: enfermedad holandesa, exclusión y polarización social, corrupción y el debilitamiento institucional. Sin embargo, dichos efectos se pueden neutralizar con medidas de manejo cambiario, reglas de manejo fiscal, leyes anticorrupción, entre otras.

De otro lado, son también escasos los casos que muestren un modelo de desarrollo exitoso basado en la agricultura. Tal vez Chile puede mostrar buenos desarrollos en frutas, maderas y pesca, pero allí jugó un papel importante el modelo de agroindustria corporativa implantado, caracterizado por la generación de conocimiento e inversión extranjera, que para el caso de Colombia no parece claro.

 
Module CID Centro de Investigaciones para el Desarrollo

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