|
||||
Crisis sociales se originan en la pobreza* |
Si bien, en cuarenta años ha sido visible el progreso para ciudades como Bogotá, hay regiones donde la pobreza no cede y parece ser endémica. En el paÃs hay 14,8 millones de personas en el umbral de pobreza y 4,7 millones en la indigencia. Este es el motor que alimenta las protestas sociales en el paÃs. Ricardo Mosquera
Exrector y profesor asociado
Facultad de Ciencias Económicas - Universidad Nacional
Bogotá D.C., 12-ago-2013 (Agencia UN). Desde el Gobierno de Alfonso López Michelsen se diagnosticaron las dos Colombias: la rural –pauperizada y excluida– y la urbana –vinculada a la industria y a las finanzas, con ingresos altos, pero que convive con sectores marginales y empobrecidos–.
Por eso se creó el Plan para Cerrar la Brecha (1975-1978), que esperaba “reducir la brecha entre campo y ciudad, entre barrios ricos y pobres, entre quienes tenÃan acceso a servicios de salud y educación y entre los analfabetos y desnutridos”.
En ese entonces, la inversión pública planeaba obras en ciudades intermedias y pequeñas. También, en las zonas rurales que concentraban la población más pobre, donde convivÃan dos subsectores: el tradicional, de subsistencia; y el moderno, responsable de la producción de bienes capaces de penetrar los mercados internacionales, con facilidades para absorber tecnologÃa e incrementar su productividad en forma acelerada.
Pero la distancia entre ambos espacios se mantiene cuatro décadas después, según lo confirman las cifras sobre pobreza e indigencia del DANE (2011 - 2012). Mientras en el área rural la pobreza alcanza el 46,8%, en las capitales llega al 18,9%. (El ingreso máximo per cápita en el campo es de 200.000 pesos).
La pobreza extrema (cuando alguien gana menos de 100.000 al mes) registra un 22,8% en el campo y un 2% en Bogotá. En total, el 32,7% de los colombianos está en el umbral de pobreza (14,8 millones), con leve reducción frente a 2011; mientras que la indigencia es de 10,4% (4,7millones), dos décimas menos con respecto al mismo año.
Contrario a lo que sostienen algunos analistas, Colombia no logra disminuir la pobreza y la desigualdad. Es más, se mantiene por encima de otros paÃses latinoamericanos, donde el 30% vive con 120 dólares al mes y el 16% en extrema pobreza con menos de 75 dólares al mes, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Desigualdad regional
La pobreza por departamentos evidencia la desigualdad regional: mientras Chocó tiene el 68% (el doble de la media nacional, que es del 32%), Bogotá registra el 11,6% (casi la tercera parte del promedio del paÃs).
Entre los cinco más pobres en 2012 están Chocó (68,0%), Cauca (62,1%), Córdoba (60,2%), Guajira (58,4%) y Magdalena (52,3%). Nótese que la Guajira y el Huila con (45,4%), que perciben cuantiosas regalÃas, no ven reflejados esos recursos en una mejor calidad de vida de sus habitantes.
En la otra orilla se encuentran Bogotá (11,6%), Santander (20,8%), Cundinamarca (23,3%), Antioquia (26,8%) y Valle del Cauca (26,9%), que concentran el mayor desarrollo económico y empresarial del paÃs (Véase cuadro).
En pobreza extrema lideran Chocó (40,7%), Cauca (34%), Guajira (28%), Córdoba (27%), Magdalena (23%) y Huila (18%). En el otro extremo están Bogotá (2%), Santander (4,6%), Atlántico (4,7%), Risaralda (5,1%), Cundinamarca (5,3%) y el Valle (5,5%), lejos de la media nacional (10,4%) en el 2012.
Al desagregar por departamentos el coeficiente de Gini del paÃs (0,548), en el periodo 2010-2011, se ubican los cinco con mayor desigualdad: Chocó (0,56%), Guajira (0,56%), Córdoba (0,55%), Huila (0,55%) y Cauca (0,55%). El coeficiente oscila entre 0-1, mientras más cercano al uno mayor desigualdad. Con menor desigualdad están Cundinamarca (0,46%), Caquetá (0,48%), Atlántico (0,49%), Risaralda (0,49%) y Meta (0,50%).
Causas profundas
Son varias las razones estructurales de la pobreza endémica del paÃs. Las principales son el modelo económico que concentra la riqueza en unos pocos; la globalización financiera que empodera a la banca mundial; y los organismos internacionales y multinacionales que trazan las polÃticas del mundo por encima de las fronteras nacionales.
La actual crisis empeora la desigualdad de los desempleados estructurales, con más probabilidad de empobrecerse. El desempleo presiona el salario a la baja y los pobres son más vulnerables. La austeridad de los gobiernos recorta los programas sociales (educación, salud, vivienda), que afectan el bienestar de capas medias y populares, lo que incrementa el cÃrculo de la pobreza y la brecha social.
Es de notar que en Colombia la tasa de participación laboral entre mayo de 2012 y abril de 2013 fue del 64,3%, la de ocupación del 57,7% y el desempleo del 10,3% (menor con respecto al 2003, que fue de 14,8%). Mientras la informalidad se mantiene en 49,8% a marzo de este año.
Es por ello que se requiere de un estado regulador del mercado del trabajo y de la distribución del ingreso, que supere el neoliberalismo y el fundamentalismo del mercado perfecto. Además, que regule la “mano invisible” del precio y propenda por una información transparente que ignore el poder de las multinacionales.
La brecha social se incrementa y la desigualdad también incluso en los paÃses desarrollados. Según lo asevera el nobel economista Joseph Stiglitz: “La riqueza que recibÃan las élites y los banqueros parecÃa surgir de su capacidad y su voluntad de aprovecharse de los demás”. (El precio de la desigualdad, 2012).
La frustración de los ciudadanos en paÃses como Estados Unidos, Europa y Japón, que no se recuperan de la crisis, es más sensible en los jóvenes que cargan con una sociedad envejecida, con pocas oportunidades laborales y un deterioro del medioambiente; eso es lo que expresan en los movimientos de indignados.
También son fuertes los llamados de atención de movilizaciones como las primaveras árabes y las protestas de paÃses como Chile y Brasil, cuyas voces reclaman por calidad en la educación, la salud y los servicios, gritan contra la corrupción al tiempo que demandan mayor participación.
La coyuntura colombiana tiene dos caras: la protesta popular legÃtima, dado el atraso ancestral del paÃs, con campesinos pobres y grupos étnicos que han logrado sobrevivir pese a la exclusión social y polÃtica de dos siglos. Y un cierto oportunismo de los gremios y sectores polÃticos que impulsan los paros con intereses individuales.
En medio del huracán social y de crisis como la del Catatumbo, en Norte de Santander, el Gobierno de Juan Manuel Santos –con su Unidad Nacional– quiere acertar con reformas de contenido social, pero tropieza con paramilitares, terratenientes, grupos financieros insensibles al cambio y una guerrilla populista con respecto a la paz que le hace el juego a la derecha.
¿A quién le importa eliminar la pobreza, la desigualdad social y un proyecto histórico incluyente con democracia económica y polÃtica?
*ArtÃculo publicado en UN Periódico - edición número 169 de agosto de 2013
|
-
OTRAS NOTICIAS
-
Próximo Debate CID abordará la construcción territorial de la paz
-
Las sanciones aumentarÃan el recaudo fiscal
-
Microcrédito agrario, tema de investigación entre universidades del Zulia y Nacional
-
Congreso INTERGES 2016, un espacio para interactuar y debatir
-
Inflación de enero 2016, los temores se acrecientan.
-
Se acerca el I Congreso Internacional de Gestión de las Organizaciones
-
El reto con las innovaciones y patentes es que todos ganen
-
Propiedad intelectual en el Plan de Desarrollo: Bayh-Dole a la colombiana
-
Un salario mÃnimo 'decente'
-
El plan es cautivar turistas extranjeros*
-
El campo: vientos de reflexión y de transformación
-
Colombia debe subir el impuesto al tabaco para controlar el consumo
-
EconomÃas ilÃcitas se romperÃan con acceso a servicios sociales
-
III Congreso Global en Contabilidad y Finanzas, espacio para miradas alternas
-
Mercado financiero de derivados, con amplias oportunidades de mejora
-
Cuentas 'non sanctas' en la tributación colombiana*
-
Próximo Debate CID abordará la construcción territorial de la paz